Capítulo Trece.

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Días habían pasado desde que Mar me había dado esa sorpresa, días en los que pude hablar mucho más con Brittany sin sentirme mal, incluso puedo decir que ya me había tomado confianza, habían sido dias buenos, ahora tenía que hacer otras cosas importantes.

Habíamos citado a Quinn en la cafetería que estaba justo en frente de la preparatoria. No había sido muy difícil convencerla de acompañarnos, Quinn era muy accesible para todo tipo de cosas, y si le decías que le invitabas la comida, ella aceptaba.

Lo más raro, es que había aceptado sin preguntar nada, en alguna otra dimensión me hubiese parecido raro, pero la conocía como la palma de mi mano.

Estaba con Marley sentado en la mesa, no habíamos querido ordenar nada hasta que Quinn llegase, no sabíamos muy bien cómo decirle, ¿qué pasaba si ella no nos creía? O ¿si lo contaba a alguien más? ¿Qué pasaba en esos casos?

–Mar -llame la atención de mi ángel- ¿cómo convenciste a Simón de todo esto?

–¿A qué te refieres? -quito la vista del libro que traía con ella para mirarme confusa.

–Tú sabes, todo esto, ¿cómo es que te dejo decirle a otra persona sobre mi? -volví a preguntar.

–Él ha estado viéndote desde que llegaste aquí como Santiago, al igual que yo, creemos que no es justo todo lo que está pasando, y sé que es mi culpa el que ahora estés muerta, pero...

–No es tu culpa, Mar, fue un accidente... -la interrumpí negando con la cabeza.

–Aún así, él tampoco quería verte sufrir sin poder decirle a nadie sobre lo que en verdad eres -tomo mi mano de manera cariñosa, dándome una mirada de compasión.

–Gracias por todo, Mar -le sonreí tiernamente- no podría hacer esto sin ti.

Y era verdad, sin Marley aquí probablemente ya hubiera muerto de nuevo, o hubiese terminado confesándole a Brittany quién era realmente.

–Gracias a ti, Santiago, si no fuese por lo idiota que eres, no podría estar de nuevo en la preparatoria -me devolvió la sonrisa.

–Voy a tomar eso como un cumplido -dije haciendo reír a Mar- ¿no crees que Quinn tarda demasiado? -pregunte cambiando de tema de un rato para el otro.

–Tú la conoces más que nadie, sabes que siempre ha sido así -se encogió de hombros mirando hacia la puerta.

Justo en ese momento la campana de la puerta sonó, indicando que alguien había entrado, y por el sonido de los tacones tocando el suelo podíamos decir que era nada más y nada menos que Quinn Fabray.

–Voy llegando, voy llegando -dejó su bolso y lentes en la mesa en la que nos encontrábamos y se sentó bruscamente.

–Llegas tarde -le dijo Mar mirando el reloj que estaba en la pared de la cafetería.

–Traten de cuidar a 2 niños y arreglarse al mismo tiempo, no es fácil -se abanico con su propia mano de manera exagerada.

–¿Spencer y Maddison? -le pregunte involuntariamente y ella asintió un poco confundida.

–¿Cómo sabes de ellos? -me miró confusa esperando un respuesta, sentí de inmediato como Mar me daba una patada por debajo de la mesa para que pensara rápido.

–Es justamente por lo que te citamos aquí -baje la mirada jugando con una servilleta.

–¿Para hablar de mis hermanos? -preguntó de nuevo y nosotros volteamos los ojos.

–No, no, es algo sobre Santiago y yo -contestó esta ves Marley.

–Ya entiendo -asintió sonriendo- Sé lo atractiva que soy chicos, pero un trio con ustedes no es lo que estoy buscando ahora -dejó un billete en la mesa y empezó a levantarse- Si es eso lo que querían podría decirle a Rachel, o incluso a Brittany, ella es...

Después de la muerte. (Adaptación Brittana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora