Capítulo Veintidós.

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Desperté sintiendo una paz que nunca había sentido en mi vida, como cuando tu alarma para ir a la escuela sonaba muy temprano pero tú madre decía que podías quedarte en casa, durmiendo hasta tarde, así es como me sentía.

Abrí los ojos lo más despacio que se pudo, lo primero que vi fue el techo blanco, encontraba una familiaridad extraña, ya había estado en este lugar.
Desperté por completo, todo era blanco de nuevo.

Las paredes, la cama, la sabana, la puerta. Incluso el vestido que traía era blanco.

Espera... ¿Vestido?

Dirigí mis manos hacia donde se supone que estarían mis pechos; y ahí estaban.

Me levante rápidamente al espejo del tocador que había en la habitación; era Santana de nuevo.

Mire a mi alrededor buscando algo que me dijera que era lo que estaba sucediendo, necesitaba saber qué hacer ahora.

–¿Marley? -pregunte en voz alta hacia la nada buscando respuesta, la cual nunca llegó. Había olvidado cómo era mi voz como mujer, debo decir que la extrañaba.

Abrí todos los cajones del tocador buscando algo que me dijera que hacer ahora, destendi la cama, tire el pequeño florero que estaba ahí. No sabía qué hacer.

–¿Santana? -escuche una voz a mi espalda que hizo que me diera vuelta rápidamente. Era un hombre, bastante robusto y algunos kilos de más, iba vestido completamente de negro.

–¿Quién eres tú? ¿Dónde está Marley? -trate de salir por la puerta por donde él había entrado pero me bloqueo el paso con su brazo.

–¿Quieres calmarte?

–¿Quién eres tú? ¿Qué demonios está pasando? ¡Déjame salir! -hice un intento más para salir de ahí, pero de nuevo, fue inútil.

–Necesito que te sientes, creo que ya sabes dónde estás, ¿no es así? -hice lo que me pidió a mala gana.

–Es fácil saberlo, ¿puedes decirme quién jodidos eres? -mi paciencia se acaba como el primer día en el que había estado aquí.

–¡Ese lenguaje! No estamos en la tierra para que hables así -subió la voz, pero no de una manera grosera- Me llamo Kennedy, puedes llamarme Ken.

–Okay "Ken" -hice comillas con los dedos- ¿puedes decirme dónde está Marley? Necesito hablar con ella.

–Mar ya no está aquí -me dijo seriamente con los brazos cruzados.

–¿¡Qué!? -me levante de la cama rápidamente- ¿Dónde está? Necesito verla!

–Cálmate, ya hablamos de eso -me tomo de los hombros y me volvió a sentar- Mar ya no es un ángel, perdió sus alas, por tu capricho.

–¿Capricho? ¿De qué estás hablando?

–Simon te dio una oportunidad más para quedarte allá abajo, a pesar de que metiste la pata dos veces, y aún así no te es suficiente y decides volver para acá, solo por que viste a la persona que te gusta con otro chico, ¿sabes cuántas personas de aquí desearían estar en tu lugar? -tenía la mirada baja, era obvio que lo había arruinado todo para todos- Nos has dado muchos problemas, Santana.

–Entiendo todo eso -seque una lagrima que rodaba por mi mejilla- Pero...Mar, necesito disculparme.

–No puedes hacerlo, y no puedo decirte a donde la han enviando, ahora yo estoy a cargo de ti.

–¿Y qué sigue? Yo...no sé qué hacer, no pude despedirme de nadie, soy una estúpida -toque la cíen de mi frente- Brittany...

–Brittaby es la chica que te gusta, ¿no es así? -preguntó y asentí lentamente- Mira, Santana, puedo hacer una última cosa por ti.

–¿Qué? ¿Qué es? -lo mire con ojos de esperanza.

–Pero esto tiene sus consecuencias, la mayoría de la gente aquí que tiene esta oportunidad siempre termina rechazándola, ya que no lo soporta. ¿Quieres saber de qué se trata?

Esto era una mierda, ¿qué clase de Dios permite que estas cosas pasen? Cuando tenga la oportunidad de hablar con él juro que le diré todas sus verdades.

–Acepto, ¿de qué se trata? -lo último que Quinn me había dicho era no retrasar las cosas, si iba a pasar algo, era mejor que pasara ahora.

–Puedes volver, con tu cuerpo, pero...

–¿Pero...? -Ken se quedó callado pensando por un momento.

–Ellos no sabrán de ti, para ellos, Santana López nunca existió.

–¿Estas bromeando? Sería como empezar todo de nuevo, que hay de mi familia, de mis amigos, de Brittany...

–Mira, esto solo dura una semana, nadie aquí ha soportado ni 3 días, es demasiado "doloroso" para ellos -Ken hablaba con tal frialdad que me asustaba- Tus conocidos no sabrán nada de ti, vas por cuenta esta vez.

–¿Y qué hay de Mar? ¿Podrá estar conmigo allá abajo? -la idea de estar en un lugar donde nadie sabía de mi, me daban unas ganas incontrolables de soltarme a llorar.

–Santana, no puedo prometerte nada, tendría que hablar con demasiadas personas, pedir favores para que traigan a Marley  de vuelta, no están muy contentos con ella.

–Por favor, Ken, la necesito -prácticamente le rogué por ello- Prométeme que harás lo posible por traerla de vuelta, ¿sí? -él se quedó un rato pensándolo, pero asintió dándome un tipo de confianza nueva.

–Haré lo posible, pequeña, lo juro -me dio un pequeño beso en la cabeza, para después levantarse de donde estábamos sentados- Ya sabes cómo funciona estar aquí, mañana vendré a saber tu respuesta, y decirte que pude hacer con lo de Mar, ¿de acuerdo? -asenti con miedo a lo que podría pasar mañana- todo estará bien.

–Una pregunta más -llame su atención de nuevo antes de que él saliera por la puerta- después de estar en la tierra una semana, ¿qué pasa?

–Decides si te quedas ahí o no, a pesar de que tengas que empezar de nuevo otra vez.

Después de la muerte. (Adaptación Brittana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora