Rusia va al bar. La fila para entrar es enorme. Él se va directamente a la entrada. Un cadenero le trata de impedir la entrada.
-Hazte a un lado- le mira con furia. El hombre solo se aparta, reverenciando con miedo.
Adentro la música resuena. Luces tenues iluminan la pista donde se ven a mujeres y hombre con poca o nada de ropa. Los meseros visten un pequeño corbatín y shores pequeños de piel. Las mujeres un pequeño top. Él no puede evitar imaginarse a México con esta vestimenta. Teniendo que soportar a ebrios intentando tocarla. Se acerca a una mesera.
-¿Sabe dónde puedo encontrar a Мексика?
-¿Quién? Ah, se refiere a México. Está en la parte de atrás. –Ella señala un pasillo al fondo. Rusia asiente agradeciendo y va hacia ahí.
¿Qué hace ella en este lugar? ¿Desde cuándo?
Sigue por el pasillo, se encuentra con otro grupo de chicas. Al parecer en esa dirección están los vestidores.
-¿México? Allá atrás.
Va aún más atrás. ¿Dónde está?
Ve una puerta de salida abierta. Se aproxima a ella.
Sale a un callejón. Cerca de un contenedor se encuentra México tirando un bote de basura. Viste una playera de mangas cortas totalmente manchada por grasa y lodo. Las rodillas de su pantalón también lucen sucias.
-Bueno ahora solo me quedan los baños. –suspira. Al voltear se encuentra con los ojos del eslavo.
-Rusia...
El hombre de acerca. Le limpia de la mejilla una mancha de lodo.
-Rusia, yo...
Unos brazos le envuelven. México siente como el gran hombre tiembla. Le rodea y con sus manos le da unas palmadas en la espalda.
Ambos se sientan al borde de la banqueta del callejón. México ve al final de este. Las luces de la avenida principal alcanzar a iluminar un poco el final. Mira al cielo. Hay una gran luna llena sobre ellos.
-Lo siento.
Rusia habla.
-No tienes que disculparte.
-Te asuste, por eso huiste.
-No hui por tener miedo. Es que soy algo testaruda. Si me niegan algo yo tengo que hacer lo contrario.
-Ucrania era mi hermano menor.
México le escucha hablar.
-Él era impredecible, siempre estaba metido en algún problema y Kazajistán y yo teníamos que salvarlo. Pero era nuestro preciado hermanito. Lo amábamos. Él conoció a una mujer, parecía buena a primera vista, pero era una serpiente disfrazada. Descubrimos que era una asesina contratada para acabar con nosotros, desde adentro. No sabíamos que ella y Ucrania habían decidido casarse. Fui hasta donde se encontraba para confortarla. No negó nada...
-Así que me descubrieron. Planeaba acabar con el pequeño Ucrania en la noche de bodas. Luego seguiría Kazajistán y al final tú, el afligido hermano mayor suicidándose por la pérdida de su familia.
-Eres despreciable.
-Vamos ni que tú fueras mejor que yo. A decir verdad hubiera sido mejor que tú me escogieras a mí, pero no se pudo. ¿Qué pasara ahora? ¿Le dirás a Ucrania? No te creerá.
-El final depende de ti.-Rusia le coloca un frasco frente a ella.
-¿Dolerá?
-No.
-Bueno. Y pensar que este sería mi último trabajo. Qué pena por ti querido. Nunca lograras ser feliz.-ella se toma el contenido del frasco. Se acerca al eslavo. Se sujeta de los brazos, comienza a caer al suelo, despacio. En una de sus manos, sin que Rusia se dé cuenta, se lleva un botón del saco del ruso, el símbolo de la familia, lo presiona en su puño.
Rusia le mira caer al suelo. Un hilo de espuma blanca surge en la comisura de su labio. Se retira del lugar.
... Ese mismo día Ucrania fue a donde yo me encontraba...
-¿Por qué lo hiciste? ¿Tanto mal te causaba mi felicidad?
-Ucrania, escúchame.
-Te admiraba Rusia. Escúchame bien, juro que te haré sentir el mismo dolor que yo estoy sintiendo Rusia.
El chico tomo un abrecartas del escritorio. Se rasga la marca de la familia que tiene tatuada en el lado izquierdo del pecho.
-Desde ahora dejo de pertenecer a tu familia Rusia.
Se va del lugar.
-Ucrania, Ucrania, espera...
... Y así el desapareció. Jamás hemos podido encontrarlo. Puedes elegir creerme o no.
-Te creo.
-Perdona que no responda a tu declaración, pero siento que si lo hago te puedo perder para siempre. Si algo te pasa yo no podría...
Unos labios callan sus palabras. Rusia responde al beso, primero dulcemente, después de manera apasionada y necesitada. Terminan su beso, juntan sus frentes. Se miran el uno al otro.
-Esto me basta- ella le da otro beso pequeño.
-¿Volverás a mí?
La voz de ruso, a pesar de intentar parecer segura, se escucha suplicante.
-Por supuesto, no me puedo negar a una petición de mi amo.
-Yo no soy tu amo, en realidad soy tu esclavo. Por favor mi señora, permanezca a mi lado para poder servirle.
-Que romántico. ¿De dónde sacaste esa frase?
-Desde el fondo de mi corazón.
Ella rie.
-Ay mira en donde nos sentamos. Te ensuciaras.
-No importa. Tiro este, tengo otros 40 en casa.
-Deja de tirar tu dinero piensa en tu vejez.
-Jamás he pensado en eso.
-¿Cómo supiste que estaba aquí?
-España me lo dijo.
-¿No lo mataste, cierto?
-Yo no, pero no se Kazajistán. Se quedó con él.
-Ay no vamos, no quiero un muerto en mi conciencia.
México se levantó primero, Rusia se levantó y le cargo de princesa.
-Bueno mi señora, andando.
-Rusia, bájame.
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El cielo en tu mirada
AcakY cuando mire esos ojos, por alguna razón, quise mirarlos por toda la eternidad. México es una chica inocente cuyo novio la dio como pago de una deuda. Ahora su cuerpo le pertenece al jefe de una banda. Solo se pregunta si él también querrá su coraz...