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Él empieza con sus manos a recorrer la espalda de ella. Se queda estacionado en sus nalgas y le presiona un poco hacia él. Esto hace surgir un pequeño gemido de la boca de México.

-Ah.- le mira con un instante, empieza a darle besos pequeños y rápidos.- Tal vez deba de irme a bañar. Estoy pegajosa por el pastel.

-Vamos.

Con una facilidad le carga desde los muslos. Se siguen dando pequeños besos mientras él le lleva hacia el baño. Le baja cuidadosamente.

De pie ella siente como le arden las mejillas. Esa será la primera vez que él le vera en traje de Eva. Se despoja de su playera y con una calma calculada se deshace de su pantalón. Su cuerpo muestra un coordinado rojo de encaje. Trata de alcanzar el broche del sostén pero es detenida por las frías manos de él. Se sostiene de la pared al sentir el recorrido de los dedos por la espalda. Siente los labios posarse sobre sus hombros y recorrer el camino de sus manos.

Rusia abre la regadera. El brusco cambio de temperaturas le causa un recorrido en todo su cuerpo, así como un sonido de placer y sorpresa.

-Rusia

-Creí que querías bañarte- responde con una sonrisa.

Enjabona la esponja y recorre de manera lente el cuerpo de la latina. Las bragas caen al momento en el que pasa la esponja por los muslos.

Las piernas de México comienzan a temblar, casi no puede sostenerse en pie.

-Ya deja de jugar Rusia.

-Tranquila ya casi termino.

Al pasar la esponja por su parte más sensible ella suelta un gemido.

-Es tu culpa. Ya termina.

Rusia empieza a reír.

-Malvado.

El eslavo rápidamente se deshace de sus ropas. Ella voltea el rostro con un tono rojo escarlata en él.

-¿Ahora somos penosos?

-Cállate.

Comienzan otra ronda de besos y caricias.

-Vamos a la habitación- La voz ronca de Rusia resuena en el baño. Ella solo asiente. Él le carga nuevamente y le deposita suavemente en la cama.

Pasa una mano por su mejilla.

-Porque cuando se trata de ti no tengo control de nada. Me tienes a tu merced mi señora.

-Rusia.

La mano empieza a recorrer la piel. Pasa por las costillas, caderas y baja al muslo. Toma la pierna la cual se engancha sobre la cadera del eslavo. Él empieza a besar cada centímetro de la piel de la latina. Deja algunas marcas a su paso. Ella estremece. Siente como él se introduce en su ser. Escucha su respirar ansioso, el desbocado latido de su corazón que siente latir incluso en sus manos entrelazadas.

-Rusia. Te amo.- Ella le muestra una sonrisa y unas lagrimitas escurren de sus ojos. Esto hace romper el poco control que le quedaba al eslavo. Su ritmo se vuelve intempestivo.

-Ah, Rusia, Rusia. Ah

- Мексика, Мексика

Ambos llegan al momento máximo al mismo tiempo. Se miran mientras tratan de regular sus respiraciones. Con cuidado él la coloca en su brazo. Le da unos besos en el rostro, hasta terminar con un suave en los labios.

México se duerme en sus brazos. Rusia le mira dormir.

-Deseo que te quedes siempre conmigo.

Le abraza y comienza a dormir.

El cielo en tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora