El gran hombre mirada en vaso con hielo. Los hielos bailaban entre las aguas del líquido que lo contenía. Sin modo alguno parar su danzar aunque dejara de mover su mano. Asi como ella, como México. El cómo su rostro mostraba tantos matices diferentes. Su miedo oculto por un velo de coraje pintaba su rostro de naranja. Su alegría destellaba con un amarillo brillante. Su tristeza un azul pálido. Era como tener una ventana a firmamento. Un cielo. No quería perder esa belleza. Quería tenerle a su lado, atesorarla, cuidarla. Cual pintor que desea plasmar en un lienzo la belleza de la creación.
México va hacia la cocina. Al pasar por la sala nota la silueta del eslavo.
-Ay por dios Rusia me asustaste. Tú y tu hermano van a matarme de un susto.
-Lo siento. No quería asustarte.
-No te preocupes, solo tomare agua, buenas noches.
-Kazajistán me dijo que quieres un turno fijo. Que quieres tener un segundo empleo.
-Si quiero poder...
-No puedes.
-¿Qué? ¿A qué te refieres con que no puedo?
-No puedes buscar otro empleo. Tu estas aquí para servirme, ¿recuerdas?
-Oye, no eres mi...No tienes el derecho.
-Si lo tengo, es la última palabra.
A México se le hace un nudo en la garganta.
-¿Y si me niego a obedecerte?
-No me provoques, Мексика.
-¿O qué? ¿Me desaparecerás igual que a Ucrania?- ella se tapa la boca con ambas manos. Rusia le mira sorprendido.
-Tú, ¿Qué sabes de Ucrania? ¿Quién te dijo sobre él? – él le apretaba fuerte los brazos.
-Suéltame, me lastimas.
-¡Habla, ¿Qué sabes de Ucrania?!
-Rusia por favor.
Rusia le suelta. Un gesto de angustia en el rostro de la chica. Esta sale corriendo.
-Que es lo que te pasa Rusia...-murmura al ver la puerta cerrada.
Y así, en cuanto Rusia puso un pie fuera del departamento, ella se fue del lugar solo con lo que llevaba puesto. Dejo una nota sobre la mesa: "Juro por mi madre que te pagare".
Una semana después Kazajistán y Rusia estaban en la oficina.
-¿Aun nada?
-No, revisamos hospitales, centrales de autobuses, el aeropuerto, la morgue. Nada. No podemos encontrar a Мексика.
Ambos lucen cansados. Una semana ya de casi no dormir. Kazajistán mira a su hermano. Recuerda como el día que México desapareció el enloqueció. Y Kazajistán casi le golpea.
-¡Te dije que no hicieras algo estúpido!
-perdí el control cuando menciono a Ucrania.
-¿Ucrania? Maldito España.
-¿Él fue? ¿Él le dijo de Ucrania? Voy a destruirlo. Después de encontrarla.
El teléfono le saca de su recuerdo.
-Señor, el señor España se encuentra aquí.
-Dígale que estoy ocupado- responde Rusia con desgano. No tiene las ganas de verle sin tener deseos de golpearlo.
Se escucha un gran escándalo afuera.
-Señor España, le digo que no puede entrar.
La puerta de abre.
-Solo será un momento. Quiero saludar.
-¿Qué quieres España?- Kazajistán se coloca entre este y su hermano.
-Buenos días. Aquí preguntándome si no se les perdió un pajarito.
Rusia abre los ojos grandes, se levanta presuroso y toma a España por el cuello de la camisa.
-¡¿Dónde, DONDE ESTA?!
-En uno de mis bares, el más grande, el del centro. Suéltame, necesito aire.
Rusia sale corriendo.
-Ahora me dirás todo lo que paso.
Kazajistán se coloca frente a España.
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El cielo en tu mirada
SonstigesY cuando mire esos ojos, por alguna razón, quise mirarlos por toda la eternidad. México es una chica inocente cuyo novio la dio como pago de una deuda. Ahora su cuerpo le pertenece al jefe de una banda. Solo se pregunta si él también querrá su coraz...