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La claridad del día es lo que despierta a la latina. Coloca una mano hacia los lados intentando encontrar el cuerpo del eslavo, solo está el espacio vacío.

-¿Rusia?

Ve hacia los lados. En la silla esta la camisa de Rusia, se la coloca para cubrir su cuerpo. Esta le a media pierna. Mira la hora: 10 am. Un aroma a vainilla le llega a la nariz. Va rumbo a la cocina. Se encuentra con el ruso con el torso descubierto haciendo hotcakes.

-buenos días.- se recarga en la barra de la cocina.

-Buenos días. Esperaba terminar antes de que te levantaras.- se acerca a ella y le da un pequeño beso en los labios.

Mira alrededor de la casa. La sala esta impecable. Sin rastro de la batalla con pastel del día de ayer.

-Dejaste todo reluciente.

-Trate. Deberías descansar.

-Estoy bien.

La puerta de la entrada se abre.

-Buenos días.- Kazajistán entra. Mira a la latina con la camisa de Rusia. Se da la espalda de inmediato.

-Tal...tal vez deberías cambiarte Мексика- dice esto con la cara roja, no pudo evitar ver las bonitas piernas tostadas.

-Tienes razón. – se para de puntitas para darle un beso a Rusia y va hacia su habitación.

-Se ve que se la pasaron bastante bien ayer- tras decir esto Rusia le da un zape en la cabeza.

-Ven vamos a desayunar.

-Solo café gracias.

Se sientan a la mesa.

-Parece ser buena idea el dejarlos solos.

-Молчи/ Cállate.

Una taza de café se coloca frente a él.

-Se han intensificados los avistamientos de Ucrania. Tal parece que España tiene razón. No quiere que lo olvi...

-¿De qué hablan chicos?- México abraza por la espalda a Rusia, quien se encuentra sentado. Antes este hace un gesto a Kazajistán para que deje de hablar.

-De la fiesta en la playa.

-¿Una fiesta en la playa?

-Aja, año con año se organiza una pequeña fiesta para festejar el cumpleaños del jefe-señala a Rusia.

-Wow, que bien.

-Iremos luego a comprarte algo que ponerte.

-Y dale, tengo demasiada ropa. ¿Por qué insisten en comprarme más?

-Solo quiero que luzcas hermosa.

-¿Acaso no soy hermosa con los que visto normalmente?- México hace cara triste, apunto de llorar.

-Nada de eso, eres hermosa con cualquier cosa- Rusia trata de calmarla.

-Je, era broma. Con la ropa que tengo es más que suficiente.

-Basta ustedes dos me dará diabetes de tanta azúcar.

Al dia siguiente Rusia fue a la oficina. México termino de limpiar temprano. Aburrida decidio salir al parque cercano. Después de muchas maniobras logro evadir a los guardaespaldas que le cuidaban. Quería un rato a solas. Se acostó debajo de un árbol. Una silueta le tapa un rayo de sol.

-Qué casualidad encontrarte aquí. Debe ser el destino.

El chico bicolor azul-amarillo le sonríe. Fue el mismo que le salvo en el centro comercial.

-Ah, eres tú. Perdón no se tu nombre.

-Ruten. Mucho gusto eh...

-México.

Ve que lleva dos helados.

-Ah, vienes acompañado.

-¿Cómo?

-Los helados.

-Ah, esto. No estoy solo. Es que siempre compro dos de todo. Es una costumbre.

-Oh, ya veo.

-Toma- le da uno.

-¿Seguro?

-Sí, no soy fanático de las cosas dulces.

México empieza a comer. Antes de que el chico comience a hacer lo mismo se escucha un llanto cercano.

-Mami, se me cayó mi helado.

-Cariño te dije que tuvieras cuidado.

-Toma pequeña.-Se acerca y le da el helado a la niña.

-Señor no tiene que.

-No se preocupe, está bien.

Regresa con México.

-Que amable eres.

-No lo soy. Solo no me gusta ver a alguien llorar.

-Por eso eres amable.

-Que linda eres. Me recuerdas a alguien.

-¿A quién?

-A alguien a quien perdí.

-Lo siento.

-No te preocupes, solo deseo algún día volver a ver su sonrisa.

-¡SEÑORITA MEXICO!

Ambos miran a la dirección del grito.

-Ya me encontraron. Nos vemos luego Ruten...

Pero al voltear el joven ha desaparecido.

El cielo en tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora