NIAM
Viernes.
Suceso: Cena de bienvenida en casa de la capitana del equipo de porristas.
Problema 1: No me gusta comer frente a extraños.
Problema 2: No soy muy bueno socializando con personas de mi edad.
Solución: No ir a la cena.
Sería una excelente solución si no estuviera frente a la casa de la chica en cuestión.
En este punto no puedo arrepentirme, ya llegué hasta aquí, así que no queda otra opción que tocar la puerta de madera unas 3 veces.
La capitana del equipo—cuyo nombre desconozco todavía, o quizás simplemente no lo recuerdo— vive a un par de kilómetros de mi casa; admito que eso me sorprendió, ya que esperaba tener que conducir hasta las urbanizaciones más sofisticadas de New Olls, pero en lugar de ello solo caminé unos 25 minutos en la zona rural.
Por fuera la vivienda se ve bastante encantadora, está pintada un blanco brillante, las tejas de caico permanecen en su sitio cumpliendo su función de evitar que la lluvia moje las entradas, las ventanas corredizas están brillosas, y al igual que la mía, parece una cabaña.
Mi análisis se ve interrumpido cuando la puerta se abre de golpe, y mis cejas se disparan automáticamente al tiempo que se me escapa un insonoro jadeo de sorpresa.
—¿Niam?
—¿Kela?
Ella está justo frente a mí, mirándome como si fuese producto de su imaginación; luce unos vaqueros desgastados y una camiseta sin mangas azul oscuro, tiene el pelo corto alborotado y las mejillas rojizas por el frío, y aunque las ojeras negras son evidentes bajo sus ojos se sigue viendo preciosísima.
—Yo... que preciosa estás, sé que no es el punto, pero... —parezco idiota otra vez.
—¿Qué haces aquí? —inquiere sorprendida, definitivamente la tomé desprevenida, porque no tiene su común expresión fría y distante.
Estoy por responderle cuando otra chica aparece en la entrada, atropellando a Kela en el proceso; su cara se ilumina al verme y ahí es cuando la reconozco. Es la capitana de las porristas.
—¡Niam! ¡Viniste!
Va perfectamente vestida y maquillada, pero mi atención se desvía de ella cuando veo que Kela baja ligeramente la cabeza y suelta un suspiro antes de darse media vuelta para marcharse.
—Ah, viniste por Denna —es lo que la oigo decir y luego se pierde en el interior de la casa.
Oh, entonces la capitana de las animadoras se llama... ¿Denna?
Me aclaro la garganta y centro mis ojos en la pelinegra.
—Por supuesto que vine, tú me invitaste, dejarte plantada sería muy descortés de mi parte —le doy una sonrisa de boca cerrada.
—Los hombres educados son tan lindos. —se acerca a darme un beso en la mejilla y no alcanzo a apartarme, pero me remuevo incómodo al sentir el contacto de sus labios en mi piel.
No le digo nada al respecto, pero no logro camuflar bien la mueca de incomodidad.
—¡Tú debes ser Niam, qué gusto conocerte! —de la nada aparece en el recibidor una mujer cuarentona que por su cabello negro y ojos miel asumo que es la madre de la porrista.
—Sí, soy yo, un placer conocerla, señora —extiendo mi mano para que la estreche, pero ella me envuelve en un fuerte abrazo, demostrando que es igual de confianzuda que su hija.
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BICOLOR ✔
RomanceNo todos percibimos el mundo en una sola tonalidad, y Kela Class es la prueba andante de ello. La heterocromía en su iris no es más que una casualidad biológica que se complementa con la percepción atípica que tiene de su entorno, la cual se justifi...