PORQUE YO SIN TI

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Cojo el neceser y voy directa al baño. Nunca me suelo maquillar mucho, pero hoy me apetece. Sé que Pedri llegará cansado, pero de todas formas también sé que le va a hacer mucha ilusión. Una vez que ya estoy acicalada, me dispongo a vestirme. Me pongo una falda negra de tubo y un bralette del mismo color. Me dejo el pelo liso y también me dejo las gafas de vista. Pongo la mesa y enciendo unas velas.

A las nueve y media Pedri llega a casa. Al entrar me mira y sonríe.

-Y, ¿esto?-me agarra de la cintura y me atrae hacia él.

-Quería darte una sorpresa-pongo mi mano en su cuello y le beso los labios.

Lo sigo hasta la habitación y observo como se cambia de ropa. Me hace gracia la situación. Le he hecho cambiarse de ropa para cenar. Se pone unos vaqueros ajustados y una camiseta negra.

-Que pibonazo-digo desde el marco de la puerta.

Me lanza un beso y yo me río. Camino hacia el salón y en mitad del pasillo me agarra de la cadera y me abraza por detrás.

-Gracias-me susurra en el oído y noto como se me eriza toda la piel.

Me giro y rodeo su cuello con mis brazos. Nos miramos fijamente a los ojos.

-Yo también tengo una sorpresa para ti-me besa en los labios y caminamos hasta la mesa.

Nos sentamos y nos disponemos a cenar. Me he disculpado por si está horrible de sabor. La verdad es que no me ha quedado tan mal la cena, pero podría haber salido mejor.

-En realidad tengo dos sorpresas para ti-dice tras acabar de cenar.

-¿Dos? Que suerte tengo-bromeo.

Pedri se levanta y saca una bolsa de uno de los armarios del salón.

-Toma-me da la bolsa y yo me quedo unos segundos sin reaccionar.

Saco la pequeña caja que hay dentro de la bolsa y acto seguido la abro. Dentro hay una chapa, la giro y es una de las típicas chapas de matrícula con nombre de ciudad. En esta en concreto pone TOKYO. Lo miro por unos instantes sin entender nada. Niego con la cabeza y él asiente. Por mi mente pasan miles de cosas a la vez y ninguna coherente. Tras unos segundos se me ilumina la mente.

-Me estás diciendo que...-no me deja acabar asiente y sonríe.

Me levanto de la silla y lo abrazo, me siento encima suya y lo beso.

-Te lo mereces-le digo.

Es increíble que vaya a los Juegos Olímpicos. Ahora mismo estoy eufórica y lloro de la alegría.

-Todavía no lo han hecho oficial, pero yo ya lo sé-me quita las lágrimas y me acaricia la cara-quería que fueras la primera en saberlo.

Sonrío y lo beso muchas veces. Siento demasiado orgullo y vivir esto con él es un sueño para mí. Me siento muy afortunada de estar con él. Jamás pensé que me acabaría enamorando del chico que tan solo consideraba mi amor platónico.

-Estas muy sexy-dice observándome de arriba hasta abajo.

-Eres tú que me ves con buenos ojos-digo al recordar que esta frase me la dijo él a mí.

-Eres preciosa-sonríe.

Puta sonrisa, su sonrisa es mi debilidad. Cuando sonríe me muero. Es la sonrisa mas bonita que he visto en mi vida.

-¿Qué hay de postre?-pregunta mientras pasa su dedo por mi escote.

-Tienes para elegir, tarta de chocolate o aquí a una servidora-digo en un tono seductor.

Todo aquello que nunca fuimos ▪︎ PEDRI GONZÁLEZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora