El partido finaliza con la victoria de España contra Eslovaquia. Salto y grito eufórica. Ha sido un partido súper emocionante. Abrazo a todo el mundo, incluso a gente que ni siquiera conozco. He tenido el placer de conocer a Alice Campello, es italiana como yo y he podido comprobar que tenemos muchas cosas en común. Los jugadores de la selección se acercan a la grada y yo quiero saltar al campo, abrazar y comerme a besos a mi canario favorito.
Mis deseos no tardan mucho en cumplirse, bajo junto con su hermano y lo abrazo. Sentir su olor de nuevo me llena de energía. Necesitaba tanto el contacto con su piel. Nos damos un beso en los labios y dejo que salude a su familia.
-Estoy muy orgulloso de ti-me dice mi hermano-voy a plantarle un monumento a Pedri, ha conseguido que te tragues tu orgullo.
Pongo los ojos en blanco y lo empujo.
-Ha sido Fernando-le corrijo-si no llega a ser por su insistencia, yo no estaría aquí.
Mi hermano va a darle las gracias a Fernando a pesar de decirle que ni se le ocurra hacerlo. Demasiadas confianzas está teniendo Michele con ellos.
-Gracias por venir-dice mi niño abrazándome por detrás.
-Te prometí que vendría a todos los partidos-me encojo de hombros y sonrío.
Pedri me da un beso en la mejilla.
-Al de Polonia no viniste-dice triste.
-No quería preocuparte, pero no pude venir porque estaba en el hospital-confieso.
Sé que ahora mismo quiere matarme, pero no dice nada. Noto como su respiración se acelera. Me doy la vuelta para mirarle a los ojos. Respira varias veces y su respiración se relaja.
-No fue nada grave-le informo.
Cierra los ojos, a Pedri no le gusta discutir y sé que se está conteniendo.
-Si no hubieras estado en el hospital, ¿habrías venido?-noto esperanza en su mirada.
-Lo más probable-confieso-le debes una a Fer.
Pedri se ríe y asiente. Nos cogemos de la mano y nos reunimos con los demás. Muero de amor al ver como los hijos de algunos futbolistas juegan con el balón. Son súper adorables.
-Eres muy joven aún-dice Fernando al ver como miro a los niños.
-Lo sé-me río.
-¿No quieres un Pedrito?-dice Pedri pasándome el brazo por los hombros y mirándome a los ojos.
-Dejemos que Pedrito tarde unos años en venir, no corras tanto.
Le cojo la barbilla y uno mis labios con los suyos. Nos besamos con ganas, estábamos deseando esto.
-Tenemos que hablar-dice Pedri acariciándome la mejilla.
-Vamos a disfrutar del torneo juntos, ya habrá tiempo para hablar después.
Pedri asiente y nos volvemos a besar. No quiero hablar de esto, sé que tarde o temprano lo tendremos que hacer. Me conozco y sé que la puedo liar por cualquier tontería. Soy muy temperamental, he heredado el carácter de mi madre. Quiero disfrutar de este regalo que me está brindando la vida. No quiero arruinarlo todo.
-¿Tendremos algún momento para nosotros?-pregunto dándole un suave beso en los labios.
-Todos los que tú quieras-sonríe-estoy a tu disposición.
Me muerdo el labio y sonríe.
-¿Para todo?-digo en un tono seductor y rodeando su cuello con mis brazos.
-A medias-me guiña el ojo y apoya su frente en la mía-estás un poco salida.
-Es lo que pasa cuando paso demasiado tiempo sin ti.
Ambos nos reímos y disfrutamos de la compañía. No quiero que acabe este momento nunca. Estando con él, me siento súper cómoda.
Nos damos unos cuantos besos de despedida y me dirijo junto a mi hermano al aeropuerto. No hacemos noche en Sevilla. Mañana es el cumpleaños de Alberto y le prometimos que iríamos.
-Me alegra verte feliz-dice mi hermano mientras esperamos a que anuncien la puerta de embarque.
Sonrío y me apoyo en su hombro.
-No sé si estoy haciendo bien-digo agotada.
-Si estás contenta, lo estás haciendo bien-me da un beso en la frente y noto como sonríe-nunca te había visto así.
-¿Así como?-pregunto curiosa.
Mi hermano suelta una pequeña carcajada y yo me reincorporo para mirarlo.
-Así de feliz, cuando estás con él te noto el brillo en los ojos. Haces que quiera creer en el amor.
Sonrío. Para mí todo esto es muy raro, nunca me había sentido así. Nunca había llegado a sentir tanto.
Subimos al avión y en una hora llegamos a Madrid. Son las tres de la mañana, me muero de sueño. Me cambio de ropa al llegar a casa y me tumbo en la cama. Le mando un mensaje a mi plátano, aunque me muero de ganas de llamarle.
"Bomboncito, ya he llegado a Madrid. Muchos besos."
Por un momento he estado a punto de decirle <Te quiero>, pero me he contenido. Me asusta decirle te quiero.
Mi móvil suena, Pedri me está llamando.
-Hola-saludo mientras me siento en el borde de la cama.
-Quería escuchar tu voz-dice y yo me muerdo el labio.
-Que mono.
Noto como se ríe al otro lado de la línea.
-Qué haces despierto, deberías de estar durmiendo-le reprocho.
-No sé que me pasa que cuando no estoy contigo no puedo dormir bien.
Me muero, me derrito. Simplemente lo adoro.
-Que mono x2-digo riéndome.
-No me digas eso-se queja riéndose.
Niego con la cabeza y me tumbo con los pies apoyados en la pared.
-Cántame algo-dice sorprendiéndome.
-No sé cantar-digo de excusa para no hacerlo.
Me insiste una y otra vez y al final acabo cediendo. Este chico está consiguiendo lo imposible. Nunca antes le he cantado a alguien.
-Es evidente que, que después de todo, de todo lo que hemos pasado, iba a terminar enamorándome. Es evidente, que al conocer tus ojos, me dejaría desarmado, anhelándote.
De tenerte aquí, cerquitica 'e mí, arrepintiéndome de haber cometido el peor crimen. De haberte besado y no haberte halagado desde el primer momento en que te vi-canto muerta de la vergüenza.Al acabar tan solo oigo su respiración.
-Me encantas-dice al fin.
-¿Te encanto o te encanta como canto?-me mofo.
-Sabes que las dos cosas.
-No me digas estas cosas que me vuelvo para Sevilla de inmediato.
Él se ríe y tras hablar más seriamente colgamos. A lo tonto se han hecho las cinco de la mañana. El sueño que tenía ha desaparecido, ahora solo tengo unas ganas de estar con él. Me he dado cuenta de que se ha vuelto impredecible en mi vida. No se lo he dicho, pero yo también duermo mejor con él. Adoro cuando me abraza, adoro estar con él, adoro mirarle, adoro besarle, adoro todo de él.
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Todo aquello que nunca fuimos ▪︎ PEDRI GONZÁLEZ
Fiksi PenggemarUn juego hace que sus vidas se unan. Ella una aficionada, él un futbolista que empieza a despegar. Ella lo consideraba su amor platónico, él se enamoró desde el primer momento en el que la vio. Su relación será como una montaña rusa llena de altibaj...