Dicen que en el amor y en la guerra todo lo vale, pero... ¿Qué hay del deseo?
¿Las ganas inmensas que tienes de pecar, y que lamentablemente no puedes saciar?
Todo eso se define en una sola palabra: pecar, y vaya que me encantaba hacerlo.
Si pudier...
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= Narrador Protagonista =
~ Samuel ~
- ¿Hace cuántos días mandaste esa solicitud? - preguntó Guille tomando un poco de su soda.
- La semana pasada... - respondí un poco apagado para revolver mi café con el pitillo que tenía.
- Uis...- dice para ver hacia otro lado.
"Con que tu también piensas lo mismo..."
- Yo digo que no me aceptarán, es más, me dejarán esperando - solté un suspiro aburrido de la misma situación de siempre: esperar a que acepten mi solicitud de trabajo pero nunca lo hacen.
- No debes ser tan negativo hombre - me golpea suavemente el hombro en modo de juego.
- Pero sabes la razón de por qué renuncié... - dije poniendo mis ojos en blanco para tomar un poco del café.
- Pero una cosa es que en tu trabajo anterior tuvieras pervertidos como compañeros - bromeo - y otra cosa es la forma en que vistes, no lo haces para acostarte con cualquiera - le vi con sarcasmo - bueno, no siempre - corrigió - pero en ese momento no quisiste hacerlo - dice para poner sus brazos sobre el espaldar de la silla y ver hacia un lado, como le gustaba hacer esa pose..
Ahora que lo pienso, básicamente tiene toda la razón, esa vez solamente estaba haciendo un trabajo sentado de la forma más correcta y con mi traje negro de siempre uno de mis compañeros de trabajo me invitó a tomar algo y yo acepté ya que necesitaba ese café, todo iba normal hasta que pedí permiso para ir al baño y el me siguió sin que me percatara, pues resulta que ahí me estaban esperando unos de sus amigos... y si, logré escapar pero eso me costó mi reputación ya que básicamente no tenía nada que cubriera mi pecho y hombros mostrando los tatuajes que ocultaba, ya saben que pasó después.. me echaron la culpa a mí y como hace un tiempo estaba aburrido de las insinuaciones de los demás: renuncié. Tenía demasiado orgullo pero poca dignidad que quedaba, la cual se esfumó gran parte en ese momento.
- Ya no puedo decir nada porque en parte se que tengo la culpa - me encogí de hombros.
- Bien, yo sigo pensando en que no es así - sonrío.
- Siempre lo harás...
~×~
- Cierto, se me olvidó la cita que tenía con Elyas... - negué con la cabeza divertido - que pena que.. no pude ir - sonreí.
- Sigo sin entender como es que aceptaste salir con él desde un principio - me fulmina con la mirada.
- Y nunca lo entenderás por se tú - le señalé con el basito de café.
- Jaja si muy gracioso - su mirada sigue sin mostrar expresión alguna.
Vuelvo a suspirar, no me gustaba el hecho de que siempre me apoyara en todo pero que cambiara hasta su tono de voz cuando nombraba a Elyas.
