Dicen que en el amor y en la guerra todo lo vale, pero... ¿Qué hay del deseo?
¿Las ganas inmensas que tienes de pecar, y que lamentablemente no puedes saciar?
Todo eso se define en una sola palabra: pecar, y vaya que me encantaba hacerlo.
Si pudier...
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= Narra Samuel =
~ Sam ~
- ¡Al fin! - dije para tirarme a la cama la cual hace un rato le había cambiado por unas sábanas limpias así que estaba suave - humm~ - musité disfrutando del olor a flores que provenía de las sábanas para acomodarme un poco.
Acababa de guardar todo en cajas, procurándome de que mi lencería y algunos juguetes no se vean fácilmente, cada uno estaba guardado en la caja de empaque la cual estaba metida en otra caja más grande. Si no quieres que te avergüencen por tener ese tipo de cosas es mejor saber esconderlas.
Prácticamente ya tenía todo listo: el pasaporte para el viaje en avión, mis maletas, el apartamento donde quedarme y el dinero suficiente para aguantar unos dos meses hasta que me den mi salario.
- La vida de un adulto es complicada... - solté a recordar todas las cosas tanto buenas y malas me han pasado hasta el día de hoy - aunque la verdad... parezco un chaval de dieciséis con lo travieso y alocado que soy - reí - aunque.. ahora no podré hacerlo tan seguido... - hice puchero - no podré salir diariamente a fiestas como antes... no podré comprar mi vino favorito por un tiempo... que aburrido es tener trabajo.. - lamenté - el dinero es lo único que me hace querer trabajar.. - murmuro recordando todas las veces que el gerente del hotel me trataba mal cada vez que le daba la gana, me veía trapeando uno de los pasillos y era como si no existiera, ¡hasta pateaba el cubo donde tenía el agua! y adivinen quien tubo que limpiar el reguero, nadie más y nadie menos que: el tonto joden de catorce años, Samuel.
Quería seguir descansando en mi suave cama después de haber trasnochado viendo películas en mi portátil pero como nunca pasa lo que queremos mi celular empezó a timbrar.
- ¿Ahora qué? - dije un poco rayado ya que esa mañana había hablado con Kris y Guillermo así que ellos no pueden ser y mas cuando saben lo molesto que me pone que me llamen a las ocho de la mañana! no me gusta porque nunca es mi hora!
A regañadientes me estiré un poco toma tomar mi teléfono en mis manos, lo miré molesto y un poco cansado para ver la pantalla la cual era una molestia para mis ojos, parpadeé un par de veces para verlo mejor.
- Con que tú de nuevo.. - dije entre dientes.
×LLAMADA×
- Samuel - como siempre, su tono era estricto y mandón.
- ¿Qué necesitas? - le dije con su mismo tono de voz.
- Quiero que vengas aquí, ahora - otra vez con lo mismo.
- Ya te dije que no, Elyas, no molestes - solté un suspiro cansado de su comportamiento.
- Ya te he dicho antes que si digo que vengas tu vienes - ¿cómo es que te he aguantado casi dos años?
