Dicen que en el amor y en la guerra todo lo vale, pero... ¿Qué hay del deseo?
¿Las ganas inmensas que tienes de pecar, y que lamentablemente no puedes saciar?
Todo eso se define en una sola palabra: pecar, y vaya que me encantaba hacerlo.
Si pudier...
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= Narrador Protagonista =
~ Sam ~
- ¿Puedo preguntarte algo? - escuché decir a Silvia decirme entre dientes.
- Si -
- ¿Es malo que tenga unas ganas inmensas de matar a alguien? - dice con la misma voz de antes pero esta vez sonó más como un susurro.
- Eeemmm, depende - le dije tranquilamente.
- ¿¡Me ayudarías?! - preguntó cambiando drásticamente su voz, ahora se escuchaba un poco chillón por la emoción, algo que me causó algo de gracia, ya que le noté muy contenta cuando le respondí, probablemente esperaba alguna respuesta neutra y sin interés como las que darían nuestros compañeros, pero yo no soy ellos.
Ladeé un poco mi cabeza hacia el lado contrario para sonreírle un poco divertido.
- ¿Qué tienes en mente?~ - le pregunté con mi pequeña sonrisita y de la nata saltó a abrazarme.
- ¡De verdad que me caes muy bien! ¡Sam! - exclamó feliz sin soltar su agarre de mis hombros, claramente era un poco más alto que ella debido a que esté de puntas y lo sería aún más si no fueran por esos botines que lleva puestos.
- ¿Por qué te cae bien el nuevo? - escuchamos la voz de Cristina a nuestro lado y me sorprendí de lo rápido que Silvia se apartó de mí para verle seriamente.
- Sabes muy bien que ya no es el nuevo - sentenció - lleva dos meses y una semana trabajando con nosotros - lo cual me cayó como un balde de agua fría, ¿es cierto lo que acaba de decir? así es, y la otra pregunta-: ¿Han pasado dos meses y todavía no logras acostarte con el presidente? lamentablemente eso último también es cierto... yo también estaba sorprendido por eso, antes lo conseguía en pocas semanas, ya que esos tíos eran un grupo de ancianos depravados, pero con tal de que me dieran un buen puesto no me negaba hacia ellos, es más, ni siquiera tenía la necesidad de buscarlos porque ellos mismos lo hacían.
En fin~ las ventajas de tener este cuerpo de diosa griega que me cargo~
Pero al parecer el "Señor Doblas" era muy hetero por lo que le veía, siempre andaba con mujeres ni un solo barón estaba a su lado que no fuera algún guardaespaldas, un par de empresarios y un grupo de abogados, ahora que lo pienso... la forma más fácil de estar con él hubiera sido siendo uno de ellos... pero lamentablemente no es así, la vida es dura amigos, también un asco y perra en algunas ocasiones, pero así es la vida, si todo fueran colores rosas y sonrisas le quitaría lo divertido ¿no es así?
- Mejor pónganse a trabajar que pronto tendremos una reunión con los de recursos humanos para tomar las cuentas de los préstamos, ¿entendieron? - habló la voz que ya me estaba aburriendo de escuchar desde el primer día en que le sentí entrar por uno de mis oídos y salir por el otro.
