Cap.30 -Desesperación

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Observo a personas marchar en fila, custodiadas por soldados, ellos están  amarrados unos a los otros, trozos de tela cubren sus cuerpos extremadamente delgados, algunos caminan de manera rara, tambaleándose con heridas en piernas, casi atravesados, quiero preguntar porque no los ayudan, porque a mis lados, algunos se ríen, soltando palabras hirientes, mi padre me cubre los ojos cuando se escuchan gritos, alejándonos de la muchedumbre

* ¿Quienes son, papá?

* Esclavos _me responde con su voz débil, ojos dóciles, volviendo a tomar fuerza para ponerme mejor entre sus brazos_ son personas que han sido capturadas por el ejército del sultán_ siguen camino hacia la casa_

* ¿Criminales? Porque los están maltratando

* Pueden ser buenos o malos_ otro grupo está entrando al pueblo, hay mujeres y niños en las mismas condiciones, me los quedo viendo con miedo, volteando mi mirada cuando escucho otro grito y algo chocar, un látigo_ eso no importa, son personas fuera del imperio_ él no se inmuta, está acostumbrado_

* ¿Que les harán?_ le pregunto, cuando ya hemos salido del pueblo, dirigiéndonos a nuestra cabaña, mamá está esperando las hierbas para contrarrestar los dolores de su embarazo_

* Los pondrá a cargo de alguien, para que trabajen en beneficio del imperio_ me sonríe cuando percibe mi miedo creciendo, besa mis cabellos— no temas, nunca pasaremos ese martirio, Alá está con el sultán y el sultán, está con nosotros, protegiendo a nuestro pueblo_

Entonces se aferra al hombre, se aferra a tranquilos recuerdos, mas cuando vuelve abrir sus ojos, frente a él está su madre, sus hermanos, muertos a los pies de una mujer, quien de espaldas habla en palabras intangibles, ríos de sangre

Ellos lo llaman agonizantes...







* ¡Consorte!

Siente el corazón hundirse dolorosamente, una cascada de lágrimas mojando sus mejillas, trata de ver más allá de rostros preocupados clavados en su persona, mujeres de rostro redondo, ligeras ojeras debajo de ojos afilados; no reconoce a ni una y eso solo aumenta el nerviosismo, porque este no era Quirem, no era habitación lujosa de paredes blancas con objetos de oro con diamantes, tampoco la humilde habitación de madera débil y casi deteriorada, donde su familia alguna vez durmió, tantea las sábanas grisáceas, tratando de levantarse, cuando la habitación a quedado vacía, pues ellas buscan a alguien que lo revise, toca su frente hirviendo en fiebre, recién notando, montón de cuencos con plantas medicinales remojadas, algunas ni siquiera puede distinguir, mucho menos siente su olor, quedándose absorto en un punto muerto del suelo de piedra, sin saber que hacer, instantes donde solo puede existir

Rápidamente vuelven el grupo de mujeres, entre palabras extrañas, un deje extranjero, exigiendo presencia de algún sanador urgentemente, pues lo observaban como alguien quien mira un hombre convaleciente, últimos momentos de vida

* Niñas, basta... lo asustan

* Ubayashiki _murmura inconcientemente, la misma calma y dulzura sonando en una voz, pero cuando ese hombre hace reverencia frente a él, mostrando su apariencia, decae en penosa desilusión_

* Consorte Tanjiro, me alegra que esté despierto... su dios realmente es un ser misericordioso

* ¿Donde estoy?

¡𝐃𝐎𝐍𝐂𝐄𝐋 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐍𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎 𝐑𝐄𝐘!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora