Cap.20 -Primera Invasión

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El imperio de Quirem en aquellos siglos era la potencia principal (por no decir única) de esos siglos, siendo bien cuidada y pulida por todo emperador, contando a Muzan que la catapultó a niveles exorbitantes, donde todo giraba entorno a su gobierno, que ni los otros imperios podían criticar ni contradecir, era simplemente inmortal tanto como lo fueron la gran Roma o la fantasía de Francia con Napoleón o Hitler con su movimiento Nasi para alcanzar el poder máximo

Pero obviamente los demás imperios no serían sumisos por siempre, alzando la primera confrontación con el Imperio Zahrat Tibiya, que sorprendió a más de uno, pues este gobierno estaba regido por la viuda sultana Tamayo, una mujer... Es más, su ejército era uno de los más pobres, siendo la mayoría masacrado por el ejército de Quirem en cuestión de días, pues todo el reino era pacífico, dedicado a la medicina y a la religión

* Pronto el muro de la frontera caerá, el regente de la ciudad estaba en la capital, seguramente su esposa ya habrá muerto _repasaba datos uno de sus consejeros, tratando de guardar calma, clamando a los dioses una victoria_

* Todo va bien _susurro con algo de alivio la sultana, una mujer ya mayor pero no quitaba su belleza, cabellos negros y unos icónicos ojos violetas, de tez pálida, con una excelente complexión, estaba arrodillada frente a uno de los ídolos dedicados a una divinidad, posando flores a sus pies, en ofrenda humilde, para poder tener una bendición y milagro de vencer_ he tomado un riesgo demasiado grande... _su voz estaba arrepentida, deseaba sacar a su pueblo adelante, pero con las normas impuestas por la potencia de Muzan le era imposible, cada emperador estaba postrado a sus pies, sin poder levantarse, solo pensando en su propia cabeza mantener, porque Muzan no era ni misericordioso ni un semi dios como lo llamaba su gente, era un vil demonio que hizo el mismo infierno en la Tierra, para poner a todos bajo su disposición, animales esperando su turno de entretenerlo_

* ¡Sultana Tamayo! ¡Sultana Tamayo!

Un grito la saco de sus casillas, dando un pequeño salto, volteo hacia la puerta, encontrándose con los guardias deteniendo el paso de uno de los espías ofrecidos, se levantó de inmediato y dejo que hablará, estaba ansiosa porque noticia le daría, haciéndola sentir dichada pues había una sonrisa en su rostro

* ¡Sultana mía! ¡La ciudad a caído en manos de los guerreros! ¡La frontera es nuestra, la esposa del gobernante a muerto y se a tomado el control completo sin reclamos!

El consejero... junto a las doncellas que estaban atrás dando ofrendas para sus dioses, se sorprendieron al punto de llorar de felicidad, la sultana solo estaba paralizada y al igual que sus doncellas se arrodilló empezando a llorar, su más anhelado deseo, de poder salir de la esclavitud y poder vengar a su amado esposo e hijo ya se estaba haciendo realidad

* Sultana...

* Estoy bien, manden a la mitad del ejército de nuestras colonias recién invadidas para que hagan más fortaleza, deben asentarse ahí si es posible, contacten a los demás gobernantes ya, no pierdan tiempo, hay que aprovechar esta esperanza, pues este día, Muzan Kibutsuji se arrepentirá de haber nacido _su voz demandante hizo explotar de alegría a los presentes, yendo a hacer lo pedido_ está vez... Tú vas a sufrir _sus ojos morados que alguna vez estuvieron vacíos, se llenaban de un fuego macabro, ahora conocería ese bastardo que era la venganza en sus propias manos_

🎑🎑🎑

Ajeno a todo, Muzan siguió celebrando a lo grande su cumpleaños, un cien número de personas se encontraban celebrando tanto en la ciudad como en el palacio, Tanjiro siempre estuvo al lado del sultán sin despegarse ni un momento, prácticamente era como la misma devoción de su esposo, dándole los más caros regalos que se suponían eran de él, pero aún así se los daba como si fuera su cumpleaños

¡𝐃𝐎𝐍𝐂𝐄𝐋 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐍𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎 𝐑𝐄𝐘!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora