Cap.23 -Pequeño

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No merecía estar en el trono, no merecía gobernar ante la ausencia del sultán, Tanjiro era demasiado misericordioso, mucho para el gusto del consejo que ya estaba harto de las negaciones del ahora representante del sultán, la última noticia de Muzan llegó hace 3 días, invadió la mitad del imperio ayudante de la sultana Tamayo, amenazando con seguir, pidiendo a cambio riquezas exclusivas de las familias poderosas y a sus gobernantes suplicando de rodillas ante él, obviamente y para disgusto, Tamayo no daba su brazo a torcer y las demás naciones apoyaban detrás suya fervientemente, la tiranía de Muzan estaba tambaleándose y si la capital no actuaba, la jerarquía caería, debían mandar gente, a los generales restantes, conquistar todo, todo sin excepciones, deseosos de poder, sin parar, rondando la mente de cada consejero

Pero Tanjiro estaba fijado en la seguridad de la gente, quería aspirar a los ideales de la sultana Rei, usar ese poder social para ayudar, no para abusar

* Pero no se a sabido nada de ella, ni de la segunda esposa _murmuro Nezuko, al lado de Zenitsu que ya estaba en medio de un ataque, Inosuke lo miraba extrañado, tragando como si no hubiese un mañana, ¿porque tanta preocupación por una simple mujer? Y si tan importante era, seguramente estará de vacaciones, escondida por ahí, alejada y abandonando a su pueblo, seguramente era igual de cruel que el maldito de su marido, aparte para más mala suerte no pudo vengar a su madre o a su gente, esos malnacidos habían escapado_

* Kanroji me aseguro que las encontraría _ella o mejor dicho, él... Había jurado como unas 200 veces que no volvería, hasta dar con ellas, obviamente esa promesa no le dio ninguna calma, pidiendo a Kochō que la acompañará ya que Iguro estaba en ciudad de frontera_

* Kanroji tiene su confianza, no lo defraudará _arrodillado al lado suyo desde que la ausencia del sultán, Kyojuro sabía del caso severo que sufría el imperio, admitía sin vergüenza que su comodidad y poder estaban en juego, todas las personas aquí lo sabían, dependiendo absolutamente del sultán, pero con la sultana y la esposa desaparecidas, el sultán en frente y su consorte, apenas un muchacho, guiando el imperio, faltaba poco para que el pueblo empiece a experimentar miedo, por primera vez, experimentar que era perder una batalla decisiva y ser conquistados, pero a pesar de todo, sonreía... Solo por Tanjiro, confiaba en su sultán_

* Iré a orar _dijo amenamente Nezuko, acariciando la mano de Zenitsu como ameno apoyo y luego besar las manos de su hermano mayor para después retirarse_

* Ehhh, Kamaboko dile a tus sirvientes, esclavos, lo que sea, que me traigan más comida _Zenitsu le fulminó inmediatamente con la mirada, teniendo tantas ganas de mandarlo fuera del palacio por esa forma tan desconsiderada de hablar con los superiores (la suerte de los salvajes pensaba), porque Tanjiro solo sonreía comprensivo, pidiéndole que llamara a los sirvientes, cumpliendo los caprichos de Inosuke como si fuera su obligación_

* Debo ir a comunicarme con la guardia, me permito retirarme, Tanjiro?

* Cuidate, Kyojuro _amablemente era la forma de aceptar, asintiendo, se levantó saliendo del salón, ante la atenta mirada de Zenitsu, que volvió a sentarse, los sirvientes estaban siempre pendientes al servicio de la familia imperial, siguiendo de lejos para ofrecer toda clase de servicios_

* ¿Y mi comida, Lonitsu!?

* Laqad talabat balfel , laenat alkhinzir!

* ¿Que?

* Zenitsu... No te enojes porfavor _Inosuke sabía pocas palabras en el idioma del imperio, si bien podía entenderse, al igual que Tanjiro antes de tener título de consorte, no sabía bien el significado de muchas palabras y era mejor que no supiera que le dijo Zenitsu, no quería peleas_






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Se sentía tan tonta, tan ingenua, arrodillada ante sus dioses, pidiendo perdón por confiar en el enemigo, siendo lágrimas furtivas la prueba, cayendo por sus blancas mejillas, Daki la había traicionado, dándole más ventaja a Muzan, ya que esos delicuentes contratados, no dudaron en tomar varias campañas vigías, de las cuales Daki tenía conocimiento, dejándoles sin muchas ideas de los contraataques de Muzan, que aún seguía en el frente y parecía disfrutarlo, sus mensajeros llenos de terror volvían con justas fuerzas para narrar los horribles hechos que ocasionaba el mayor de los sultanes, una imagen escalofriante, alguien inmortal, cubierto por sangre y gracia divina, Tamayo estaba impotente, si Muzan regresaba con la tiranía, no solo perdería su pueblo, sino que los demás regentes lo harían y ella no tardaría en ser condenada, pasando por todas las torturas posibles, sin haber vengado a su amado esposo

* Mi sultana... _los murmullos de su consejo no la ayudaban, la gente iba a darle la espalda_

Piensa, había que pensar, ¿pero como hacerlo? No tenía datos de nada, las jugadas eran comprometedoras y mínimos fallos todo se iría en picada, Muzan celebraría, su tiranía seguiría hasta el día de su muerte, a menos...

Posa sus manos en su corazón acelerado, alzándose del suelo, arrastrando consigo joyas y el largo vestido, los sirvientes la siguen, temiendo que cometa alguna locura, los del consejo se sorprenden al verla pero no tardan en quejarse por lo mal que le está saliendo las cosas

* Eso es... Eso es... _una sonrisa nunca antes vista por la sultana, deja a todos callados de golpe, la familia imperial era la solución a todo, Muzan... Muzan había cometido error al no tener descendencia, solo teniendo esposas, esposo y concubinas, no tenía nada, no tenía ni un heredero, su sangre real se perdería y al desaparecer, sus más allegados ni podrían tomar poder_ Redirigir las tropas a la capital, ahora _ordeno a pesar de los gritos de terror y confusión_ ¡Ir a la capital, matar a la familia imperial! _ Tamayo, vio los planos de los territorios, planearia todo desde cero_

* ¡Esta cometiendo una locura, está batalla la a dejado indispuesta a pensar! La capital es una fortaleza misma, no podrán ni tocar el portón del palacio! _le grito un consejero antes de abandonar la sala, debía pensar y prepararse por su cuenta, ellos sabían que debían obedecerla, ella los lideraba, aunque les duela su orgullo_


































* Matar a la familia es nuestra única salida, espero que tu amado Alá te perdone, maldito Muzan

































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¡𝐃𝐎𝐍𝐂𝐄𝐋 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐍𝐔𝐄𝐒𝐓𝐑𝐎 𝐑𝐄𝐘!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora