30

14 7 1
                                    

ALEC

     Hace dos meses que Nat llegó al internado. Hace casi tres que la vi por primera vez, y estoy seguro de que nunca se había visto tan preciosa. De hecho, decirlo era subestimarla, la palabra misma se quedaba corta. Su cuerpo era espectacular y con el vestido de seda azul ultramar, ninguna de sus curvas quedaba a la imaginación.

Verla entrar al salón colgada del brazo de Nate había sido una tortura, pero una que no duraría mucho. Desde el momento en el que la saqué del edificio en llamas supe que tendría algo con ella; no me pregunten por qué, porque ni yo lo sé, sólo supe que era la mujer más hermosa que había visto en mi vida y que por alguna razón, ella era más que sólo su atractivo físico. Eso me quedó más que claro cuando la vi en su cuarto con Max después de despertar. El cómo se vio ofendida por cómo ignoré su presencia sólo me hizo interesarme más en conocerla, y cuando me hizo víctima de uno de sus encantamientos, mi interés incrementó.

Al inicio quise convencerme de que era un interés cómo el que sientes por un misterio; ahora, estoy seguro de que no es así. Esa niña me cautivó y aunque no lo hubiera parecido en su momento, el saber que yo soy su futuro es lo mejor que me pudieron haber dicho.

El baile de inauguración comenzó y pase por el terrible martirio de verla bailar con otro. Después la cena y otro baile. Hasta que Max la sacó a bailar, fue cuando tomé la iniciativa para robársela a su cita.

—¿Se me permite? —le pregunté a Max refiriéndome a bailar con su hermana.

Él gratamente me tendió la mano de ella y procedió a retirarse con una sonrisa en la cara. El baile comenzó y empezamos a movernos al son del vals.

—Sabes que es machista el pedirle permiso a mi hermano y no a mi para bailar conmigo?

—Pues no te vi muy enojada al respecto.

Mi comentario le sacó una sonrisa. Había acertado, y por alguna extraña razón eso me provocó una a mí.

Momentos como este en el que sólo estábamos ella y yo, sólo los habíamos tenido en entrenamientos y uno que otro en mi habitación; pero nunca bajo las circunstancias que me hubieran gustado. Hoy, en este preciso momento, por más personas que hubiese en el salón, era la primera vez que estábamos ella y yo. La primera vez en la que yo no era su maestro y la primera vez que estábamos juntos desde que nos enteramos de que éramos el destino del otro.

A lo lejos, pude observar cómo Nate nos miraba, sabía que estaba molesto de que le hubiera robado a su cita, porque lo que había empezado como un baile se había convertido en casi toda la fiesta. Pero por lo que podía apreciar, Max le había prohibido interrumpirnos. Nunca se lo diría, pero se lo agradecía profundamente.

—Te ves preciosa ¿te lo había dicho?

—Sólo como unas tres veces desde que empezamos a bailar.

—Quería asegurarme de que lo supieras.

—¿Por qué reaccionaste cómo lo hiciste?

—¿Cuándo?

—Cuando te enteraste de que éramos los de la profecía. ¿Por qué me empezaste a evitar? —me tardé en contestar.

—Por que me hubiera gustado que estuvieras conmigo porque tu quisieras y no por cumplir una maldita profecía.

—Si te sirve de consuelo, yo quería venir al baile contigo. ¿Por qué no me invitaste? Está más que claro que querías bailar conmigo— dijo entre risas.

—Si te soy honesto, porque en su momento no me pareció correcto que un jefe de pelotón invitara a un estudiante.

—¿Y qué te hizo cambiar ahora de parecer?

—Que no me hace ni puta gracia verte colgada del brazo de otro—dije entre gruñidos. 

—Todo un poeta con sus palabras—dijo mientras me miraba con la profundidad de sus ojos.

Sonreí para mis adentros y la atraje más hacia mi cuerpo. Ya no me importaba si atraía la atención de aquellos que nos rodeaban. Nat era mía y quería que todos lo supieran. Ya había tenido suficiente de ver como otros se la comían con los ojos. Ella era mía y era hora de que supieran que ella ya tenía dueño. 

Y es así como Alec decide por fin dar un paso más. Regresen mañana! Ya saben que hacer

with love, Ocean Light 🩶

Coral de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora