40

15 4 5
                                    

ALEC

Sabes, no soy fan de la apuesta—empezó Will.

—¿Y crees que yo sí? —digo llevándome las manos al cabello— por Dios, apenas la acabo de recuperar y ya alguien la va a manosear frente a mi.

—Nadie dijo nada de manosear—dice mi amigo espantado.

—Más les vale no llegar a eso, no creo soportarlo.

—No dejaría nada fuera de sus límites, pero por el bien del chaval y tu estabilidad emocional, más les vale que se comporten. No creo alguien soporte alguno de tus ataques de ira amigo—agregó burlándose de la situación.

—Muy... —empecé a decir y me detuve a la mitad. Nat había llegado, la podía sentir.

—¿Alec?

—Ya llegaron— digo girándome y viendo llegar a Max con pantalón oscuro y camisa rosa con los botones superiores desabrochados, con las mangas remangadas, y a tres chicas colgadas de sus brazos.

Isa llevaba un vestido rojo, Val uno negro y Nat, uno blanco. Dios. Esa niña iba a ser mi perdición. El vestido azul en el baile la había hecho parecer una diosa, este blanco era la perdición de todo hombre, las tres lo eran. Pero Nat era mi propia tortura personal.

Los tacones que traía fácil podrían ponerla a la altura de mi nariz. Y joder, sus piernas, parecían kilométricas.

—Amigo, te recuerdo es mi hermana pequeña por la que estás babeando, un poco más de respeto—dice mi amigo mientras se pone de pie para recibir a las chicas y a su hermano.

—Hola guapa—me acerco colocando mi mano en la espalda baja de Nat y acercándola a mi.

—Alec—me saluda besándome peligrosamente en la comisura de los labios.

—Eres una pequeña diablilla ¿lo sabes?

—Si soy un pequeño ángel—dice con una dulce sonrisa inocente en sus labios.

Joder hoy sería más complicado de lo que imaginé. No será fácil mantener las manos lejos de ella ni hacer que el resto lo haga.

—Bueno chicos, el reto sigue en pie, así que si se nos permite, tenemos algo rápido que hacer—dicen las chicas parándose al mismo tiempo— ¿les encargamos nuestras bolsas?

Y así las tres chicas se alejaron de la mesa atrayendo varias miradas lujuriosas a su paso.

—No lo voy a permitir— nos sorprendió Max comentando enfadado.

—Pensé Val y tu no tenían compromiso—dijo Will un poco a la costa de su hermano.

—¿Por lo menos saben a qué fue para lo que se pararon? —nos cuestiona Max.

—¿Al tocador? —pregunta inocentemente Will.

—Fueron a realizar lo que se conoce como la 'puti-vuelta'—nos explica enfatizando la última palabra con comillas.

—¿La qué? —pregunta incrédulo mi amigo.

—Es correcto, la puti-vuelta. Van a contonearse alrededor de todo el pub para que todos las vean y que cuando bailen, nunca bailen solas—termina el más chico.

Coral de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora