ALEC
Nat se negó a hablar con todos. Solo Isa pudo acercarse; nos dijo hoy hablaría con nosotros y parece será verdad. Bajamos a desayunar y como nos había prometido, Nat ya estaba en la cocina ayudando a Val a hacer el desayuno. No parecía perturbada por lo del día anterior, ni siquiera parecía darle mucha importancia. Pero no podía dejarlo pasar. Necesitábamos la transfusión ya. Max me había presionado por ella y aunque Will me había dicho que esto hubiese pasado con o sin la transfusión no puedo evitar pensar que de todos modos ella estaría más segura con la transfusión.
Empezamos a desayunar y no se comentó nada con respecto al día anterior. No podía creer que nadie dijese nada y todo siguiera normal. Está bien que no quisieran hablar de la transfusión, pero de todos modos el sueño había pasado por algo, no era solo la transfusión de lo que debíamos preocuparnos, también alguien había estado siguiéndome. Esa había sido la razón de la pesadilla.
Nos retiramos del comedor ya que habíamos terminado y convencí a Nat para ir a caminar por la orilla de la playa de la isla.
—Nati tenemos que hablar—empecé.
—Lo sé. Pero sé lo que estás pensando y no estoy lista para la transfusión. Tú lo sabes—me dijo tomándome por los brazos y deteniéndome—lo que pasó hubiese pasado con o sin la transfusión—declaró al igual que su hermano.
—Fue lo mismo que me dijo Will—contesté—pero debes entender que quiero que estés segura y la transfusión es la única respuesta.
El silencio duró unos segundos hasta pronto recibir respuesta.
—Está bien. Dame tres semanas—soltó sin más y dejó caer una de mis manos.
Cuando regresamos a la casa, todos estaban metidos en la alberca y no pudimos evitar meternos con todos y disfrutar el resto de la tarde. El tema de seguridad ya había sido discutido con Will y aunque probablemente ya estuviéramos en la mira de varios cazadores, si nos cambiábamos de casa ahora, seguiríamos igual. Nos volverían a encontrar y regresaríamos al mismo punto.
En esta casa teníamos la ventaja de que, al estar rodeados de agua, Val tenía el campo de batalla a su favor y teníamos todas las entradas vigiladas. El campo de energía que había colocado me avisaba en cuanto alguien entraba o salía y estábamos cansados de correr siempre.
Si nos encontraban esta vez pelearíamos y venceríamos. Cae la noche y cada uno va a su habitación. Nat, regresa a la habitación conmigo.
—Sabes, te extrañé las últimas dos noches—le digo y voltea a verme con una mirada un poco traviesa.
—Si mal no recuerdo, me debes una disculpa—sentencia mientras se mete al baño con su pijama y deja la puerta abierta para seguir hablando.
—¿Es eso cierto?
—Sí— dice con falsa seriedad—cierta personita tras un pequeño ataque de celos golpeo a un individuo que solo me estaba ayudando.
—No me suena—digo entrando al baño—yo no sufro ataques de celos—la tomo por la cintura y pego su espalda a mi pecho y sigo hablando, pero ahora a su oído—aunque si tú lo dices lo creeré verdad y te debo una disculpa.
—Estoy esperando—dice mirándome a través del espejo.
—Lo lamento—le beso el cuello—disculpa que sea posesivo con lo que es mío.
—Es interesante me llames tuya cuando es obvio yo tengo el control sobre ti—dice girándose y acercando su rostro al mío hasta juntar nuestros labios.

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Coral de Fuego
Misterio / SuspensoTrece familias - Un documento - Miles de presas Nat es una chica cuya familia tiene uno de los poderes más peligrosos jamás vistos. Alec es un chico que sin saberlo, conecto su vida a la de ella. Un documento ha salido a la luz y sus cabezas ahor...