☆Prólogo☆

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Hace 19 años

La ciudad Rainbow festejaba el "Carnaval de colores", las calles repletas de personas con distintas tonalidades de ropa, mientras en un carro alegórico en forma de dragón se esparcía polvo de colores fosforescente para manchar a la gente. Ese día no importaba nada, eran simple colores mezclándose como cada año en un 3 de octubre.

Aquel día, mientras todos reían y jugaban nacía un hermoso niño, el hijo del líder de la ciudad que estaba destinado hacer un gran color. Sin embargo, ¿que pasa si ese niño nace sin color?

Se estarán preguntando como es que se sabe a que color perteneces. Pues es fácil, cuando alguien nacía brillaba intensamente en el color al que pertenecía, pero eso solo lo podía saber la señora Lilac, a quien también llamaban "pintora del pueblo". La mujer era una especie de chamán que indicaba cual era  el propósito del color de cada niño que nacía.

Lilac fue llamada por el líder de Rainbow para dar a conocer el color y revelar el propósito del futuro líder de esas tierras. No obstante, en el camino a casa del líder quedo atrapada en el tráfico del carnaval.

-Esto no puede estar pasando-dijo la mayor, pasando sus manos por su rostro en señal de frustración -Si no llegó para ver su brillo nunca sabremos su propósito.

- No se preocupe, señora Lilac. La calle ya se está despejado- dijo él chófer del auto mientras presionaba con su pie el acelerador -No dejaremos que nuestro futuro gobernante no tenga color -miro a través del retrovisor y sonrió en señal de que confiará en él.

-Ese niño si que será problemático -murmuró la mayor, observando a través de las ventanas de la limusina. Pero en el auto había suficiente silencio como para que el joven chófer la escuchará y frunciera el ceño

-¿A que se refiere? -preguntó confundido el menor, la mayor lo miró y le sonrió.

-Me refiero a que justo viene a nacer en el "Carnaval de colores". Que tedioso, pude haberme quedado en mi casa apartada del gentío -se quejó con un tono ligeramente molesto y nuevamente dirigió su vista a la gente que pasaba por la calle. Quedando así el auto, otra vez, en un profundo y para nada incómodo silencio. "Todos se ven felices" pensó.

En su cara se formó una mueca triste, al recordar cómo era estar en el lugar de esas personas. Y es que no siempre odio los carnavales, cuando era niña le encantaban, incluso conoció al amor de su vida en uno de los tantos que hubo, pero cuando él murió dejándola sola con su único hijo, se alejo por completo del mundo.

- que HoSeok se casará, ¿usted sabía? ¿Ira a su matrimonio? - hizo una pausa en su hablar y la mujer cambio su expresión pero no lo miro -Como dicen que usted jamás sale de su casa.

-Oh...eso, si, es verdad. Él se casará -dijo la mujer tratando de evitar el tema pero en la mirada del chófer se veía que quería saber algo más, así que pensó " ¿Debería ir? " "Claro que debería, así lo veré después de todo este tiempo y también podré contarle ese pequeño detalle que aún no le he dicho" y vaya que no era pequeño -Y si, si iré NamJoon -fue lo último que respondió, quería que el muchacho se apresurara en llegar a su destino. Namjoon asintió satisfecho con la respuesta de la mayor para luego seguir con su trabajo.

Quién diría que el hijo de su peor enemiga sería el mejor amigo de su hijo desde la infancia y que, prácticamente se criaron juntos.

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