Gracias a una guerra las sirenas evolucionaron hasta las Anfinitas, sirenas de la tierra, estas mujeres no tienen cola sino que piernas con algunas escamas.
El mar es prohibido para estas hermosas mujeres pues ese es el territorio de los tritones y...
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—See...
—Ash...
Adiós control.
Juntos somos fuego pero aun así amamos el océano.
Aher siguió besándome mientras caminábamos lentamente hasta donde se hallaba la puerta de madera, la cual daba a su camerino.
Lo empuje dentro y cerré la puerta tras mío, Asher me jalo de la cintura hasta dejarme a solo centímetros de él.
—¿Segura que quieres hacer esto? Estarías pactando con el enemigo— susurro con su voz ronca.
—Estaríamos ganando todas las batallas a la vez.
Me beso rápido y feroz, desgarrando toda la tela de mi ropa, seguí sus movimientos, no sabía que hacer pero lo que sentía podía más conmigo.
Arranque su pantalón y fue en ese instante que vi una de nuestras mayores diferencias, su entrepierna.
Asher noto que no tenía ni idea que hacer, así que con sumo cuidado tomo mi mano y la coloco en su miembro comenzándolo a mover de adelante a atrás.
Beso mi cuello generando olas de placer por todo mi cuerpo, lentamente sus besos bajaron hasta mis senos, dejando salir varios gemidos de ambas partes.
Una de mis manos trazo su abdomen marcado hasta su cuello, fue allí que lo empuje para que quedara sentado en el sofá rojo que había.
—Aprendes rápido—murmuro con su voz aún más ronca, sus ojos de diferentes colores se notaban dilatados, como si estuviera viendo una obra de arte.
—No me asusta el fuego.
Con una sonrisa macabra me arrodille ante el para jugar con su miembro.
Los gemidos y gruñidos que salían de su boca eran mi motivación para seguir haciéndolo.
—See para — gruño, a mí nadie me manda, seguí estimulándolo y cada vez más fuerte.
Ash me tomo del hombro y me subió a su falda, tomo su miembro introduciéndolo de una sola estocada en mí, el dolor se apodero de todo mi cuerpo.
—Tranquila ya pasara— declaro tomando mi rostro para que lo mirara, comenzó a moverse lentamente dejando el dolor atrás y dándole paso a la mismísima gloria.
—Ash — gemí causando que se moviera aún más rápido.
Bese su cuello para apagar mis gemidos, mordí, chupe y lamí la zona, me sentía en la puta gloria.
Mientras más se movía mas deseaba hasta el punto que no aguante más y explote, un gemido salió de mi boca causando que Ash me besara para ahogarlo.
