2. Tuhinga o mua

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Lean la nota del final es importante

—Te ves hermosa —declaró Lee arreglándome el pelo

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—Te ves hermosa —declaró Lee arreglándome el pelo.

—Si para  el pueblo lo mejor— ironicé, Lee jalo mi pelo.

Claramente me queje pero eso no importo, tenía que serle fiel a mi sangre, a mi pueblo, al océano.

Me vestí con mi ropa más formal, un hermoso vestido blanco, amaba el blanco, con detalles dorados, el vestido tenia mangas y cuello alto, Lee me había hecho unos rizos, los cuales caían a los costados.

Me veía como agua bendita y eso es lo que debía transmitir, debía ser tranquila como el mar en verano, nunca podía o debía mostrar el huracán que llevaba dentro.

En mi estaba la esperanza de algún dia poder ser yo, la verdadera Selene, la que estaba atada en el fondo de mi ser porque si salía a la luz solo podía desacatar una hermosa y gran pelea.

–¿En qué tanto piensas?

–Lee sabes que te adoro y yo sé que si te digo lo que pienso me miraras mal y me dirás lo mismo de siempre–Suspire.

Lee se sentó a mi lado, estábamos en mi habitación, sentadas ambas en la cama como otras millones de veces, ella agarro mi mano y la apretó, era un gesto que solía hacer pero esta vez se sentía diferente.

Ella estaba comprendiéndome y sufriendo conmigo.

–Me encantaría verte buscar eso que tanto quieres encontrar en vos misma, pero no podemos salir, nos mataran si lo hacemos y mientras permanezcas en Kihi debes ser su piriniha–declare mirando sus ojos amarronados casi grises.

Lee parecía comprenderme más que nunca, como si ella fuera feliz si yo lo era.

La abrace, Leia era mi mejor amiga, mi hermana, yo no era nada sin ella y perfectamente moriría por ella, por eso este dia pensaría en ella.

–Se nos hace tarde–declare con una media sonrisa.

–¿Segura que quieres ir?–pregunto apretándome fuertemente contra sí.

–Es lo que debo hacer.

Leia asintió y me dejó salir de entre sus brazos.

Estoy jugando un juego en el cual puedo salir muy dañada, pero sabía exactamente  lo que quería, no me detendría hasta conseguirlo porque  cariño el último siempre es el que ríe mejor  y yo no tenía ninguna prisa.

Baje lentamente por la escalera en dirección a taone nui, Leia bajaba atrás mío, algo más que detestaba era los kaitiaki, siempre debían acompañarme, siempre debían vigilarme, claro esto no siempre fue así, al principio no estaban ellos, era más libre dentro de esta prisión eso hasta que cumplí 19 huringa marama, esa noche intente fabricar un bote y escapar.

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