22.

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—Te toca hacer guardia —susurro Asher

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—Te toca hacer guardia —susurro Asher.

Lentamente  me levante de la falda de Leia para no despertarla, frote mis manos en mi cara y mire sus ojos, esos que me inundaban de oscuridad, porque así me sentía con el.

Era la oscuridad de un misterio sin solución.

El lentamente se recostó  en mi falda, esto me sorprendió pues su mirada no era nada agradable.

—¿Me quieres?—preguntó en un susurro.

—Pasé  toda mi vida pensando en escapar que nunca pude sentir  cariño o no al menos de la manera que tu me preguntas— susurre con un poco de vergüenza.

—A Leia la quieres...

— A Leia la amo al igual que a ti— murmure mirándolo a los ojos.

—Amar y querer es lo mismo— suspiró con su egocentrismo.

—El amor no es lo mismo que el cariño, pues el cariño es algo más común, en cambio el mor es más selectivo.— declare pensando cada una de mis palabras.

—¿Como se siente  el amor, See?

—El amor  se siente como magia, magia que puede ser usada para cosas buenas como para cosas malas, todos sabemos que la magia en manos equivocadas es dolor y destrucción pues amar es magia, amar es destruir o reconstruir...

—Hay veces que no puedes elegir destruir o reconstruir, lo que elijas causará destrucción de igual manera.—Declaró  acomodándose.

—Entonces  no elijas ninguna —murmure acariciándole  la cabeza.

—No, eso sería dejar morir una parte de mí... Por eso las elegí porque con ustedes puedo ser yo mismo, por eso todos las elegimos...

Me quedé sin palabras ante lo que había dicho Asher, mire a mi hermana junto  a su novio y supe que era verdad.

—Descansa Ash.

—Gracias See.

La silenciosa noche pasó o eso creia al menos pues por las paredes se empezó  a sentir ruido, supuse que eran las mucamas por lo Mucho que hablaban.

Sentí como todos a mi alrededor se movian, ya era hora de despertar  y asumir los problemas  que nuestras acciones habían causado.

Era hora de dejar atrás todo o entregarnos a una muerte segura.

—Me duele todo el cuerpo—se quejo Lee.

—¿Que esperabas, una cama cómoda?—preguntó hermano con un tono de sarcasmo muy parecido  al de Aden.

Contubernio una risa irónica, mire al chico que seguía  con su cabeza  apoyada en mi falda, su mirada me penetraba de una buena manera pues un destello poco común  yacía  en sus ojos.

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