ATARAXIA (Adaptación Yoonmin)

Capítulo 12.

Escenas del pasado.

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Min Hyorin sufrió la ignominia cuando era una joven e ingenua princesa. Al no poder leer los signos de rebelión que se avecinaban, quedó encerrada en el castillo, desde entonces, juró que nunca más volvería a repetir los mismos errores.

<< Nota: Ignominia - ofensa grave que sufre el honor o la dignidad de una persona. >>

Hyorin tenía razón.

Los nobles se resistieron ferozmente, pero todos sus planes resultaron inútiles porque fueron rápidamente encarcelados debido a la evidencia irrefutable, si sus planes se llevaban a cabo, se consideraría una represalia.

Así que antes de que pudieran hacer un movimiento, Hyorin cortó todas sus posibilidades.

A partir de entonces, los hijos del difunto rey se escondieron de Hyorin.

Desde entonces, Hyorin trabajó en una serie de tareas para establecer un sólido gobierno centralizado, desde la fijación del sistema tributario, la disolución de los caballeros afiliados a la nobleza y el debilitamiento del feudo aristocrático.

Después de la serie de limpieza, la Reina reinante ganó una notoria reputación como la persona más temida de Arundelle.

Los arundelites le temían; no seguir sus órdenes es como pecar.

Pero para Jimin, el ahijado de la Reina, Hyorin no es más que una persona cálida, afectuosa y cariñosa.

Al principio, cuando Jimin sólo conocía la felicidad, aunque todavía le faltaba el amor paternal, estaba contento con su madre, ella aún estaba viva y Jimin la seguía a menudo al palacio real.

Fue en el palacio real donde Jimin conoció a la Reina por primera vez.

La Reina miró sus grandes e inocentes ojos con afecto, inmediatamente puso al pequeño en su regazo, sobornándolo con un bocadillo.

Jimin recordaba esos momentos como si fuera ayer.

Esos eran recuerdos felices.

Hablando de buenos recuerdos, también estaba el jardín que la Reina y su madre frecuentaban, paseaban por el jardín donde los árboles de bonsái se alineaban perfectamente, en ese tranquilo jardín, hablaban de todo y de cualquier cosa.

Mirando a su alrededor, vio flores y hermosas mariposas, eso lo distrajo, luego, llegó el sonido de un ave, giró su cabeza y observó un ave dorada con sus alas enredadas en las ramas.

Jimin miró a la izquierda y vio un gato cerca que estaba preparado para abalanzarse.

"Ah..."

Jimin rápidamente buscó medios para salvar al ave, pero no sirvió de nada. Todo lo inocente que pudo hacer era coger la piedra que estaba en el suelo y tirársela al gato, aunque débilmente, la piedra voló sólo unos pocos centímetros antes de caer.

Era sólo cuestión de tiempo antes de que el ave terminara como presa del gato.

"Ríndete. Ese, ese es el destino del ave."

"¡......!"

Jimin se asustó y casi se tropieza.

"¿Por qué estás tan sorprendido?"

Jimin miró al chico.

Él pasó sus dedos por su brillante cabello negro, revelando esos profundos y oscuros ojos violetas. Tenía cabello oscuro, ojos oscuros, y una apariencia típicamente suave comúnmente vista de un arundelite. Además, tenía un aire frío único, uno singularmente diferente de los primos Crichton de Jimin.

"¿Quién eres tú?"

Preguntó Jimin, viendo su mirada indiferente.

Si Jimin fuera un poco mayor, se habría dado cuenta rápidamente de que sólo había un niño en el palacio real que podía andar por el lugar con ropa cómoda.

Pero él no lo sabía.

Era joven, después de todo.

El chico se rió, encontrando divertido el desconcierto de Jimin.

"Eres insensato. ¿Quién eres tú?"

Él dijo.

"Soy Ji... no, ¡Necesito tu ayuda!"

Jimin le agarró la mano y rápidamente lo arrastró hacia el ave, pero fue una acción inútil, como una roca pesada, el chico se negó a ceder. No encajaba ni un poco con su cara de bebé.

"Te dije que lo dejaras. Ese es el destino del ave."

"¿Ves ese gato? Mira su vientre, se ha convertido en madre recientemente. Si la caza fracasa, el ave vivirá, pero sus gatitos se morirán de hambre."

El chico miró a la gata madre que había dado a luz recientemente a sus gatitos, ella había dejado a sus crías para ir de caza.

"Sí, pero..."

La cara de Jimin se volvió sombría, en realidad, no le gustaban ambos animales, sino todas las cosas pequeñas, bonitas y cálidas. En lugar de salvar al ave, Jimin no quería dejar que los gatitos murieran de hambre.

A decir verdad, el chico tenía razón.

Pero...

Eso no significaba que le gustaría que la gata madre se abalanzara sobre el ave delante de sus ojos, si hubiera una manera, le hubiera gustado salvar a ambos, pero no pudo. Él era impotente y eso lo frustraba aún más.