24.Amaneciendo

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Lucia Ferrey׃Acaso esto es un sueño

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Lucia Ferrey׃
Acaso esto es un sueño.

Porque me parece haberlo soñado.

Me despierto y lo primero que veo es esa mirada que me devoraba con cada movimiento que hacía.

―¿Qué haces aquí? ―le pregunto.

―Había una fiera que me quiso devorar ayer y después no me dejó salir.

―Eso es mentira, yo no te quise devorar.

―Entonces te acuerdas.

Ay creo que me he delatado.

―No era mi intención mentir ―desvío mi mirada y él me arroja hacia la cama enfrentándome sobre de mí.

―Entonces no era tu intención volverme loco ayer Lucia, me provocaste hasta el último momento, incluso durmiendo no parabas de abrazarme.

Bueno es verdad que te quise provocar, pero es que esa es mi actitud cuando tomo y la última es porque estoy acostumbrada a abrazar lo que sea cuando duermo.

―No me vas a decir nada ―empieza a acariciar mi rostro― dime algo porque esta vez no me voy a detener ―nadie te ha dicho que te detengas.

Le respondo con un tímido beso.

Acaso he perdido mi conocimiento de cómo besar. ¿Por qué ahora me vuelvo tímida?

No me arrepiento de lo que sucedió ayer. Todos los acontecimientos me llevaron a conocer un poco más a Andrés y fueron cosas que nunca pensé saber de él, pero la verdad que me encantaron esas confesiones que dejaron a mi corazón arder de nuevo.

Si tengo que ir al infierno que sea con alguien que acepte ser mi cómplice y me guíe a experimentar todas esas perversas travesuras.

Se me antoja pecar, pero con alguien que de verdad valga la pena.

Nos mirábamos fijamente como si quisiéramos descubrir la respuesta en nuestros ojos, pero esa respuesta ya era demasiado obvia por nuestros ojos insaciables. Solo faltaba milímetros de distancia, a penas podíamos rozarnos con nuestros alientos desbordándose.

Sus manos me desvestían lentamente, con un movimiento bastante doloroso para mi desesperación. Me daba pequeños besos húmedos en mi cuello hasta llegar a mi pecho y sus manos recorrían por mi entrepiernas para encontrarse con ese mar de profundidades que me hace estremecer con solo un roce.

―Quiero sentirte sumergirme en ti y hacerte mía siempre ―esas palabras están llenas de ansias dispuestas a retirar mis bragas húmedas por la excitación y ese apetito insaciable que invadía por todo mi cuerpo que me pedía a gritos tenerlo dentro de mí.

Se quita su camisa y lo puedo ver tan claramente ese pecho definido, mirada inquieta y mordiéndose su labio inferior con placer, se baja su pantalón junto con su bóxer, dejándome contemplar esa obra maestra por completo.

Todo comenzó con tu mirada {#1} ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora