8. LOS CULLEN

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Estaré inactiva por algunos días, tal vez semanas, no lo sé. Lo siento, mi abuelo acaba de fallecer y me siento terrible, espero que lo comprendan.

Sin más, disfruten el capítulo.

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8. LOS CULLEN

Finalmente, me despertó la tenue luz de otro día nublado

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Finalmente, me despertó la tenue luz de otro día nublado. Yacía con el brazo sobre los ojos, grogui y confusa. Algo, el atisbo de un sueño digno de recordar, pugnaba por abrirse
paso en mi mente. Gemí y rodé sobre un costado esperando volver a dormirme. Y entonces lo
sucedido el día anterior irrumpió en mi conciencia.
— ¡Oh!
Me senté tan deprisa que la cabeza me empezó a dar vueltas.

«Jasper me contó su secreto...» pensé boquiabierta, sorprendida, confusa y aterrada.
Dios, no fue un sueño. Mis sospechas eran ciertas, bien, que no cunda el pánico...

«Tranquilizate, Alessandra Swan» me regañe mentalmente, debía mantener la calma. Jasper ya había demostrado que no quería hacerme daño.

A menos que este fingiendo para poder comerme...

Sacudí la cabeza con cierta brusquedad, alejando esos pensamientos de mi mente.

Entonces, súbitamente, el recuerdo de Jasper sin camiseta regresó a mi, haciendo que un rubor se extendiera por mis pálidas mejillas.

Me precipité hacia el baño sin reconocer mis emociones. No me conocía a mí misma, ni por dentro ni por fuera. El rostro del espejo, con los ojos demasiado brillantes y unas manchas rojizas de fiebre en los pómulos, era prácticamente el de una desconocida. Después de
cepillarme los dientes, me esforcé por alisar la caótica maraña que era mi pelo. Me eché agua fría sobre el rostro e intenté respirar con normalidad sin éxito evidente. Regresé a mi cuarto
casi a la carrera para bajar hasta la cocina, moría de hambre.
Al bajar, papá no estaba, probablemente se fue temprano.

—Hora de desayunar —dije para mí misma mientras sonreía. Prepare algo rápido, los recuerdos de como Jasper me invitaba a conocer a su familia.
Estaba nerviosa, evidentemente. Me parecía muy pronto, si era honesta.

Recordaba que, al parecer, Bella iría también. Pero con Edward, subí a cambiarme de ropa y al menos parecer presentable. Resultó difícil decidir qué ponerme. Dudaba que hubiera libros de etiqueta en los que se detallara cómo vestirte cuando tu novio vampiro te lleva a su casa para que conozcas a su familia vampiro. Era un alivio emplear la palabra en mi fuero interno. Sabía que yo misma la eludía de forma intencionada.
Entonces, la puerta principal sono. Fui a abrir con nervios, sintiéndome algo temerosa.

—Jasper —salude con una sonrisa, realmente se veía muy guapo.

—Señorita —dijo con su atractiva voz sureña —, te ves preciosa.

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