3. CEBOLLA DORADA

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3. CEBOLLA DORADA

Estando en casa, me tiro a mi cama boca abajo y deseo poder ser un oso e hibernar

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Estando en casa, me tiro a mi cama boca abajo y deseo poder ser un oso e hibernar. Escucho a Bella hablar con mamá sobre nuestro primer día de clases, honestamente las personas son demasiado chismosas e irritantes.

Luego está a ese chico, Edward, no me gusta, no me da buen presentimiento. Ni él ni su familia, por lo que había oído, no socializaban, así que estaba bien. Exceptuando la maldita e insana curiosidad de Bella, por supuesto.

-Mamá, ¿y tú celular? -pregunta Bella, pone el teléfono en altavoz.

-Lo perdí. -Mamá suena avergonzada, ruedo los ojos con una risa, realmente eso no era una sorpresa.

Levantó mi cabeza de la almohada para poder hablar. -¿Ya lo buscaste en el interior de tu bolso? -pregunté con una ceja alzada, aunque no pueda verme. Hay silencio, por un momento se escucha el ruido de un rebuscar y la exclamación de mamá.

-¡Lo encontré! -rió a carcajadas, Dios, mamá realmente es despistada.

-Las extraño mucho, pero cuénteme de la escuela. ¿Qué tal los chicos? ¿Son guapos? -mamá pregunta con voz pícara. Sonreí con burla.

-No son Tomioka Giyuu, Rengoku Kyojuro o Kakashi, pero son algo. -dije con una sonrisa, Bella rió, sabiendo de mí terrible enamoramiento (obsesión) con los personajes 2D, pero ¿qué puedo hacer? Es inevitable, son demasiado lindos.

Terminamos de hablar con mamá y el día de fue entre tareas y pláticas.

Pasaron los días y Edward Cullen no apareció en ninguno de ellos, sólo sus hermanos

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Pasaron los días y Edward Cullen no apareció en ninguno de ellos, sólo sus hermanos. Pero siendo sincera, no me importaba, aunque Bella se enfadó por eso y realmente no le encontraba sentido. Probablemente ni siquiera cruzaron palabras.

En cambio, Alice Cullen siempre intentaba hablar conmigo, siempre con una irritante sonrisa. Parecía saber dónde estaba en todo momento y siempre afirmaba que seríamos las mejores amigas, como si ella supiese algo que tu no. Era irritante.

Rosalie Hale, la gemela rubia, era otro caso, a Bella y a mí nos veía como si fuésemos la peor de las pestes, nos veía con tanto desprecio y odio que realmente la idea de golpearla con una bandeja era muy tentadora.

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