TWO. 01 LA FIESTA

2.8K 283 22
                                    

TWO. 01 LA FIESTA

Estaba segura de que era un sueño en un noventa y nueve por ciento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Estaba segura de que era un sueño en un noventa y nueve por ciento.
Las razones de esa certeza casi absoluta eran, en primer lugar, que permanecía en pie recibiendo de pleno un brillante rayo de sol, la clase de sol intenso y cegador que nunca brillaba en mi actual hogar de Forks, Washington, donde siempre lloviznaba; y en segundo lugar, porque estaba viendo a la abuela Helen, que había muerto hacía bastantes años..esto, sin duda, ofrecía una seria evidencia a favor de la teoría del sueño.

Y que no era la primera vez que soñaba con ella.

La abuela no había cambiado mucho. Su rostro era tal y como lo recordaba; la piel suave tenía un aspecto joven y hermoso, su cabello seguía rizado y de un bonito color marrón chocolate (tan parecido al de mi padre) y sus ojos, tan idénticos, y sin embargo tan diferentes, a los míos. Ella sonreía con calidez, mirándome con ojos amorosos.

—Siempre me ha gustado verte —confesó con una sonrisa —, tienes el mismo cabello que mi querido Henry.

—Abuela... —hable en parte sorprendida y en parte confundida, no sabía cómo debía dirigirme hacia ella.

—Mi alma comienza a abandonar el mundo terrenal, querida —habló casualmente, como si estuviera hablando del clima —. Ahora que por fin encontré descendencia que haya heredado mi magia, puedo descansar en paz.

Permanecí en silencio, sin saber qué decir pero sintiéndome extrañamente desanimada.

Entonces, la abuela hizo un movimiento de mano, tal y como yo solía invocar mi magia. Su magia era diferente a la mía, de un bonito color azul eléctrico, con pequeños rayos crepitando alrededor de la energía hipnotizante.
La pequeña bola de magia azul entró en mi pecho, produciéndome escalofríos y una extraña sensación cálida.

—La magia familiar —habló, su expresión seria pero dichosa —, ahora, te toca descubrir qué tipo de bruja eres. Feliz cumpleaños, Alessandra...

Me desperté sobresaltada, jadeante y con los ojos a punto de salirse de las
órbitas. Una mortecina luz gris, la luz propia de una mañana nublada, sustituyó al sol cegador de mi sueño.
El pequeño calendario de la esquina del reloj me mostró que todavía estábamos a trece de septiembre.
Era sólo un sueño pero, sin duda, profético, al menos en un sentido. Era el día de mi cumpleaños. Acababa de cumplir oficialmente dieciocho años.

Durante el perfecto verano —el verano más feliz que he tenido jamás, el más feliz que nadie nunca haya podido tener y el más lluvioso de la historia de la península Olympic— esta fecha había estado acechándome, preparada para saltar.
Y ahora que por fin había llegado. Casi podía sentirlo: era mayor.

Sempiterno ➪ Twilight Donde viven las historias. Descúbrelo ahora