«Sempiterno; que durará siempre, que, habiendo tenido principio, no tendrá fin.»
✔ Relación poliamorosa
✔ Todos los personajes son de S. Meyer, a excepción de Alessa.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Carlisle fue el único que conservó la calma. En el aplomo y la autoridad de su voz se acumulaban siglos de experiencia adquirida en las salas de urgencias. —Emmett, Rose, llévense de aquí a Jasper.
Emmett, que estaba serio por vez primera, asintió. —Vamos, Jasper.
El interpelado tenía una expresión demente en los ojos. Continuó resistiéndose contra la presa implacable de Emmett. Se debatió e intentó alcanzar a su hermano con los colmillos desnudos. El rostro de Edward estaba blanco como la cal cuando rodó para cubrir con su cuerpo en el de Bella en una posición claramente defensiva. Profirió un sordo gruñido de aviso entre los dientes apretados. Estaba segura de que en ese momento no respiraba.
Rosalie, la de rostro divino y extrañamente petulante, se puso delante de Jasper, aunque se mantuvo a una cautelosa distancia de sus dientes, y ayudó a Emmett en su forcejeo para sacarlo por la puerta de cristal que Esme sostenía abierta, aunque sin dejar de taparse la nariz y la boca con una mano. El rostro en forma de corazón de Esme parecía avergonzado.
—Lo siento tanto, chicas —se disculpó entre lágrimas antes de seguir a los demás hasta el patio. —Deja que me acerque, Edward —murmuró Carlisle. Transcurrió un segundo antes de que Edward asintiera lentamente y relajara la postura. Carlisle se arrodilló a su lado y se inclinó para examinarle el brazo.
—Toma, Carlisle —dijo Alice mientras le tendía una toalla. Él sacudió la cabeza. —Hay demasiados cristales dentro de la herida.
Se alzó y desgarró una tira larga y estrecha de tela del borde del mantel blanco.
La enrolló en el brazo de mi hermana por encima del codo para hacer un torniquete. El olor de la sangre me estaba mareando. Los oídos me pitaban.
—Bella —me dijo Carlisle con un hilo de voz—, ¿quieres que te lleve al hospital, o te curo aquí mismo? —Aquí, por favor —susurró. No habría forma de evitar que papá se enterara si la llevaban al hospital.
—Te traeré el maletín —se ofreció Alice. —Vamos a llevarla a la mesa de la cocina —le sugirió Carlisle a Edward. Edward levantó a Bella sin esfuerzo; Carlisle mantuvo firme la presión sobre su brazo y preguntó:
—¿Cómo te encuentras, Bella? —Estoy bien —su voz sonó razonablemente firme.
Durante todo el proceso, observe en silencio. Con los dientes fuertemente apretados y mis labios formando una delgada línea, las acciones de Edward habían sido muy...¿impropias? ¿Sospechosas? No sabría decirlo, pero algo en él me incomodaba.
Entonces, lo recorde. Bella era la tua cantante de Edward, que era muy diferente a ser compañeros. Básicamente, mi hermana era sólo un apetitoso bocadillo para Edward, pero Bella jamás me haría caso.
