Capítulo 2

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No habían tenido tiempo para hablar

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No habían tenido tiempo para hablar. URSS salió poco después de eso, interrumpiendo cualquier posible conversación. El americano estaba agradecido, sinceramente no quería hablar en un inicio, pero las palabras salieron sin poder evitarlo.

Ucrania lo saco de ahí poco después ya que quería ir a ver a Kirguistán, quien estaba probándose su traje para la boda y le había pedido que fuera a verlo.

― ¿Por qué no se quedan con papá? Estoy seguro que los recibirá. ― Uzbekistán llamó su atención.

― ¡No!― USA se aclaró la garganta― Pero muchas gracias, ahora....nos vamos.

Ambos chicos bajaron hasta el primer piso donde cada uno tomo un taxi. Pensó en acompañar al kirguiso y ucraniano, pero estaba demasiado cansado, por lo que termino volviendo al hotel.

Comenzó a llover. Maldición. Rezaba por que mañana no estuviera así o la fiesta se arruinaría. Amaba la lluvia, pero admitía que podía llegar a ser molesta en ciertas ocasiones.

La noche llego rápidamente mientras el agua seguía cayendo sobre las calles. Ucrania aun no llegaba y comenzaba a preocuparse.

Se puso de pie de la cama para cambiarse por algo mucho más cómodo. Trato de no quedarse dormido, en serio lo intento, pero el cansancio lo termino venciendo.

Despertó a la mañana siguiente por el ruido proveniente de afuera. Gritos, suplicas y voces de hombres pidiendo que se alejaran del lugar. Sintió un escalofrió recorrer su espalda imaginándose lo peor. La última vez que escucho algo así fue en un caso mientras trabajaba con Rusia.

Busco rápidamente con su mirada al ucraniano, deseando encontrarlo. Soltó un suspiro de alivio cuando lo vio dormir sobre el sofá en una pose nada cómoda. Se acercó al menor y trato de acomodarlo para que descansara mejor. Una vez que lo hizo, tomó un abrigo para poder salir. Había quedado un viento frio debido a la lluvia.

Bostezó mientras lo cerraba lo más que podía, comenzando a caminar a través del pasillo.

Aún estaba medio dormido, por lo que no alcanzaba a ver bien. Necesitaba sus lentes. En un inicio tenía una buena vista, pero con el paso de los años fue empeorando, obligándolo a usarlos, a decir verdad casi no le gustaban, prefería los de contacto.

Siguió con su caminata queriendo llegar a abajo. Tropezó con un hombre que se cruzó delante de él. Levanto la mirada y soltó un suspiro desganado cuando noto de quien se trataba.

― ¿No es muy temprano para que estés afuera?―Rusia lo examino y solo entonces Estados Unidos recordó que aun tenia puesta su pijama.

No es que le avergonzara, de hecho amaba su ropa de dormir. Llámenlo inmaduro, pero le gustaba descansar con ropa llena de dibujos de animales. Sin embargo, esa no era la manera en la que esperaba volver a ver al ruso. No, en definitiva no esperaba reencontrarse con él en un traje con estampado de pingüinos bebes.

Laberinto de memorias (RusAme)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora