Cuando vuelves a ver al que se supone fue tu primer amor, pasan muchas cosas. Sobre todo cuando tu padre repentinamente vuelve a aparecer en tu vida.
Segunda temporada de Efectos secundarios.
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Oh.
Por.
Dios.
¿Cómo es que un aeropuerto podía llenarse con tanta gente solo por una persona?
USA quería agarrar a las mujeres que gritaban como locas mientras trataban de tocar al joven que caminaba custodiado por guardias. Sabía que si estos hombres no estuviesen ahí, la pobre celebridad terminaría con manos sobre todo su cuerpo.
Soltó un suspiro para luego volver la mirada al otro lado de la ventana del auto. Turkmenistán. Hacía mucho que no oía de él, bueno, ignorando el hecho que salía todos los días en televisión interpretando alguna canción.
De todos los hermanos de Rusia, jamás imagino que Turkmenistán terminaría viviendo como cantante.
Lo había visto en la boda de Kazajistán dos meses atrás, pero gracias a lo ocurrido con Moldavia, tuvo que marcharse. Solo hasta ahora es que volvía para visitarlos. No podía culparlo, tenía una vida muy ocupada.
Turkmenistán subió al auto y poco después Rusia arrancó.
USA y Ucrania decidieron quedarse en la ciudad un tiempo considerablemente largo para ver cómo es que Moldavia terminaba de curarse. Sus pacientes terminaron siendo transferidos a otros compañeros del ámbito, pero esta vez de forma permanente.
Lo que logró ahorrar trabajando en Piahei mas las esporádicas consultas que hacía en la estación, lo hacían vivir cómodamente. Ucrania...bueno, el chico fácilmente podría mantener sin dificultad alguna hasta a sus nietos.
― ¿Qué tal Kaz?
Rusia sonrió por el retrovisor.
― Bien, volverá con Kirg mañana.
USA encaró una ceja.
― Hagamos una puesta, América. ― Propuso el ruso mientras veía como su hermano menor se quedaba dormido en la parte trasera.
― Si resulta que Kirg está embarazado, saldrás conmigo...y si no lo está, yo saldré contigo.
USA rio ante eso.
― Me tientas, Rusia.― Volvió su mirada a las orillas de la carretera y los autos que pasaban rápidamente a un lado.
El silencio se hizo presente otra vez.
Ambos querían dar un tema de conversación, pero simplemente no se les ocurría nada.
― Esa vez...en el bar...cuando aún trabajábamos juntos...―USA intentó hablar.― ¿La persona por la que llorabas....era por mí?
Había tenido esa duda rondando en su cabeza desde que el ruso se le confesó años atrás.
Rusia lo miro de reojo mientras seguía conduciendo.
