5. Gritos

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- ¿Qué haces aquí Federico?- había preguntado molesta, sentía su presencia en el pueblo como una invasión a mi intimidad, no había respetado mi necesidad de alejarme de todo lo que él representaba en mi vida.

Federico nunca había sido el tipo de novio violento. Para nada, él más bien era el tipo de chico que quería una novia exitosa, bonita, que pudiera mostrar con su familia y luego divertirse con cuanta mujer se le ocurriera. A Fede le gustaba todo lo bien que nuestra relación lo hacía quedar, pero odiaba las obligaciones que esta le exigía a cambio, por lo que jamás podía contar con él si lo necesitaba. Nunca había sido completamente consciente de cuanto me engañaba, de cuan mal me hacía sentir estar a su lado hasta la noche que lo encontré en la cama con una de mis mejores amigas. Fue tan fuerte verlos sonreír, era casi como si ambos estuvieran disfrutando que por fin lo hubiera sabido. Tanto fue así, que una semana después de nuestra ruptura ellos habían oficializado su relación.

- Necesitaba verte- Sus ojos se desviaron de los míos a la mano de Fausto que aun sostenía la mía, por lo que en ese momento me limite a acercarme más a él- Necesito que hablemos- volvió su mirada hasta conectar con la mía.

- No tenemos nada de qué hablar Fede...- En ese momento solo sonreí, realmente quería que se largara de allí- estamos bien, pero ya no estás en mi vida, ni yo en la tuya.

Intente dar un paso hacia atrás pero me detuvo tomando mi brazo, algo que puso en alerta a Fausto que retiro su mano con violencia.

- Ese es el problema- murmuro sin dejar de mirar a Fausto- te necesito en mi vida Mora- pude escuchar la sonrisa de Fausto a mi lado pero no lo observe, no quería involucrarlo en esa situación- mi vida es un desastre desde que no estas...- las palabras no salían de sus labios con normalidad, realmente parecía estar drogado, su pupilas dilatadas y los ojos rojos me daban los indicios- Me despidieron de la fábrica y Tatiana...- lleva ambas manos a su cabello- ella simplemente no es como tú.

Algo en todo ese ser miserable que tenía frente a mí me dio pena, por lo que solté a Fausto y coloque ambas manos en sus hombros, el levanto su cabeza y parecía realmente abatido.

- Claro que ella no es como yo y lamento mucho que hayamos tenido que pasar por tanto para darnos cuenta de cómo son las personas realmente. Pero lo nuestro no tiene retorno, porque ahora veo con claridad lo que eres y no me gusta Fede- sonreí y acune sus mejillas- No me gusta lo que eres, ni lo que fuiste conmigo- lo estreche en mis brazos, era una despedida. Una que nunca habíamos tenido después de verlo desnudo en la cama con Tatiana.

- Puedo cambiar y mejorar- Suplico sobre mi hombro.

- No quiero a alguien que cambie por mí- sonreí alejándolo para verlo a los ojos- quiero a la persona correcta para mí, estoy segura que la encontraré como tú también lo harás algún día...

- ¿Él es el correcto?- pregunto sin mirar al chico parado a mi lado.

- No lo sé...- susurre- pero pienso averiguarlo y espero tu hagas lo mismo- deje un beso en su mejilla y me aleja tomando la mano de Fausto.

Los BendecidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora