Al mismo tiempo que se me fue entregada la Surplice, lo predicho por Hades comenzó a hacerse realidad. Empecé a desarrollar una fuerza sobrehumana que me otorgaba la habilidad de derribar un muro con el uso de mis puños, o arrancar un árbol de raíz solo con mis piernas.
Por supuesto que una niña de ocho años no podría asustarse si algún día es capaz de partir el suelo con solo clavar los talones; llegó a parecerme una maravilla sacada de un cómic, pero al igual que Superman y Spiderman mantenían en secreto su identidad, yo también debía ocultarle a los demás mis poderes, incluso a mi hermano menor. Fue así que comencé a perfeccionar las habilidades por mi cuenta, curiosa de saber el límite de mi fuerza.
Una tarde, a la edad de doce años, me encontraba sola en el bosque persiguiendo un cachorro que llamó mi atención, cuando de pronto un hombre apareció ante mí. Era un aldeano, con las mejillas enrojecidas por el alcohol y una mirada que solo denotaba el instinto más puro de la perversión. En ese momento recordé las advertencias de la monja que estaba a cargo de las niñas en el orfanato, acerca de la peligrosidad de ir al bosque solas. Se comentaba que en las cercanías del bosque vivía un hombre que se divertía abusando de las menores indefensas que secuestraba, y luego de saciar su instinto más carnal, las torturaba de formas tan atroces que dejaban el cuerpo de la víctima irreconocible. Incluso se pensaba que la desaparición de algunas compañeras se debió a él.
Los ojos del sujeto brillaron cuando se encontraron con los míos, y lamió sus labios.
—¿Oh? ¿Sola en el bosque, dulzura?
El miedo había bloqueado todas las palabras en mi garganta. El hombre me jaló del brazo hasta que mi cuerpo cayó al suelo, lastimando mis manos y rodillas a causa de las raíces de los árboles. Temí compartir el mismo destino de mis compañeras fallecidas a causa de aquel ser repulsivo, y fue ese mismo miedo el que me ayudó.
Un mecanismo de defensa que se hallaba dormido en mi interior se activó por instinto. Cuando sus asquerosas manos levantaron la falda de mi vestido y arrancaba mi ropa interior, le grité con todas mis fuerzas que detuviera. Inconscientemente logré activar el poder cósmico que aguardaba dormido en mi interior, y fue en ese momento cuando ví por primera vez aquellos hilos que luego conocí como Cosmic Marionation.
Al igual que un titiritero puede controlar a gusto su marioneta, yo podía controlar los movimientos de mis adversarios. Una explosión de fascinación y a la vez incredulidad nublaron mi juicio y me condujeron a cometer mi primer asesinato. Una faceta que no conocía se hizo cargo de mi cuerpo y comenzó a abusar de aquel poder, deleitándose de los gritos de desesperación cuando torcí el brazo de aquel hombre como si fuera un trozo de arcilla, y luego lo conduje hacia un montón de rocas afiladas para obligarlo a darse cabezazos hasta que su rostro se volviera irreconocible, y su cabeza pareciera una baya aplastada contra el suelo.
Pero el hecho de que mis poderes fueran efectivos con humanos normales, y no con otros usuarios de Cosmos, fue un poco decepcionante, pero a su vez interesante.
—La fuerza bruta no es lo más importante —me dijo Rhadamanthys una vez—. Llevas más tiempo que nosotros en el arte del Cosmos, y es por eso que conoces muy bien tus límites. Sabes cómo usarlo dependiendo de la situación, pero ignoras una cosa.
—No tendrá efecto si tu oponente tiene un mayor dominio en su Cosmos —completó Aiacos.
Fue así como una semana se pasó cargada de entrenamiento con esos dos. Resultó un fastidio tener que realizar una serie de ejercicios físicos que iban desde combate cuerpo a cuerpo, correr hasta sentir que mis pulmones iban a explotar y poner a prueba mi resistencia física levantando objetos que pesaran el doble o triple que yo. Por si fuera poco, si los ejercicios físicos no me dejaban exhausta, sí lo hacían los ejercicios mentales, que consistían en el empleo correcto del Cosmos para controlar el espacio natural que me rodea.
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𝐌𝐀𝐑𝐈𝐎𝐍𝐄𝐓𝐀 ⊹ saint seiya
Fanfic❝ 𝐄res como las malvas que crecen en los cementerios; de una belleza singular, y al igual que ellas, floreces a pesar de que te encuentras rodeada de muerte ❠ ❨人形❩ ⸻ 𝐒𝐓𝐄𝐋𝐋𝐀 es elegida como Kyotō, una de las máximas autoridades que rigen el In...