‘Eso es...deja que las dudas se filtren. Ríndete ya...asimílate...libérate de la carne mortal que-’
— “¡CÁLLATE!”. Pico le espetó a la voz maligna que plagaba su mente. Ese Demonio Limón olvidado por Dios le había infestado... y no era el único.
Keith y su novia fueron los primeros en caer presa de la corrupción. Luego les siguió Pump, y Skid intentó resistirse con todas sus fuerzas... pero eso sólo hizo que la transformación fuera aún más dolorosa.
Ahora estaba en esta batalla de rap, luchando literalmente por su vida. La sonrisa rosada y demoníaca de Keith era enfermiza mientras cantaba su parte, su voz estaba lejos de ser amistosa.
Era como si se burlara y riera de él todo el tiempo.
La pistola era totalmente inútil, se pegaba al brazo negro y pegajoso de Pico como si fuera pegamento. No es que hubiera servido de nada de todos modos, pues rápidamente aprendió que las balas no tenían ningún efecto sobre sus amigos corruptos.
Simplemente rebotaban en ellos, como si la sustancia viscosa fuera una armadura.
El único que permaneció casi sin infectarse fuiste tú, que estabas sentada encima de los altavoces, observando el desarrollo de la batalla a un lado de la novia de Keith. Tu brazo era la única parte “corrupta”, pero estabas decidida a no dejar que se extendiera más.
Y estabas decidida a ayudar a tu novio a ganar.
— “¡Vamos Pico! ¡Tú puedes hacerlo! Tienes que ganar... ¡Por todos nosotros!”. Le animaste, ignorando el ceño fruncido que ponía la mujer demoníaca a tu lado.
Pico te miró brevemente. Por alguna razón, tus palabras cursis y alentadoras hicieron que la voz del demonio se callara y su espíritu de lucha se renovara. Te dedicó una sonrisa, agarrando el micrófono antes de volverse hacia Keith.
— “Te lo estás buscando de verdad, amigo...”. Murmuró en voz baja.
Una vez que llegó su turno, cantó con todas sus fuerzas, sudando profusamente mientras el otro varón se unía también. Pero sabía que tenía que ser la voz más fuerte.
Si lo dominaban, entonces... ¿Qué le pasaría? ¿Qué te pasaría a ti?
Finalmente, cuando la música de los altavoces se apagó, Pico ya podía oír los latidos de su propio corazón en sus oídos. Pero aparte de eso había un silencio total mientras miraba a su oponente, preguntándose si había ganado.
Keith le devolvió la mirada, gruñendo mientras apretaba el micrófono en su mano.
Luego lo tiró al suelo, aparentemente frustrado, antes de mirar a su novia. Se sorprendió cuando ella bajó de golpe y se unió a su lado. Los dos os miraron a ti y a Pico por última vez antes de desvanecerse en la espuma, desapareciendo para siempre.
— “¿Estoy a salvo?”. El macho de pelo naranja seguía conmocionado, pero salió de su trance cuando tú también bajaste de un salto.
— “Los dos lo estamos. Lo has conseguido”. Tomaste sus manos, besando el lado no corrompido de su cara. — “Ya no nos molestarán más... aunque me siento fatal por ellos. Espero que todavía podamos ayudarles de alguna manera...”.
— “Sí... pero... mientras estés bien, eso es lo único que me importa”. Sonrió, aliviado por haber ganado. — “Deberíamos encontrar a Dearest y a Mearest, ellos podrían saber cómo arreglar esto”.
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