Capítulo 2

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Son las 7.00 de la mañana. Me levanto perezosamente de la cama para ir al baño. Al salir me visto con unos leggins negros y una camiseta de azul.

Veinte minutos más tarde bajo a la cocina a desayunar. No hay nadie en casa.

La comida más importante del día es el desayuno ¿no? Me como unos cereales con leche y me bebo un vaso de zumo de naranja. Delicioso.

Cojo la mochila, me pongo unas convers negras a juego con lo que llevo y salgo de casa.Cierro la puerta cuando tropiezo con Max y me asusto. Genial, ahora tengo hipo.

-Perdona, iba a llamar al timbre pero veo que ya estás.- dice sonriendo.

Siempre esta sonriendo y si este chico tan guapo sonríe yo no puedo hablar, me pongo nerviosa.

-Mmm... Vale ¿te vienes conmigo?

-Vale.

Vamos andando en silencio cuando me pregunta de repente:

-¿Te han dicho alguna vez que eres preciosa?

-No me lo suelen decir, pero gracias-respondo sonrojada.

-No te lo he dicho, te lo he preguntado.

-¿Te han dicho alguna vez que esa no es forma de conquistar a una chica?

Mierda, ¿por qué he dicho eso? Definitivamente no sirvo para mantener una conversación con un chico.

-Que yo sepa no te estoy conquistando.¿Estamos en la misma clase?- pregunta cambiando de tema.

-Mejor porque lo has estropeado todo y sí, estamos en la misma clase.

-¿Lo he estropeado? Perdóneme mi señora-dice en tono burlón.

-Que graciosillo eres, ¿te dedicas a cortar el rollo?

-Me dedico a conquistar chicas guapas. No te hagas ilusiones, no estás en ese círculo- y se ríe como un estúpido.

Que guapo es cuando se ríe. Ahora sé que mis posibilidades de salir con él o que él se enamoré de mí son mínimas. Ahora estaré mal por eso. Gracias Max, gracias.

-Y doy gracias por no estar en ese "círculo".

-No te piques, anda- me pasa un brazo por la cintura y me estrecha contra él. Que bien huele.

-Déjame- hago un puchero y me separo.

Caminamos en silencio hasta el Instituto, dónde nos separamos. Yo me fuí con Sarah a ponernos al día de quién a roto con quien y esas cosas de chicas. Max se sentó sólo en clase cuando "los guays" se acercan a él. Siempre van a por los guapos, los fuertes, los del equipo de fútbol ... A mi me preguntaron si quería estar con ellos, pero yo paso de ese grupo de petardos.

A la hora de comer, Max se me acerca.

-Si quieres te acompaño a casa todos los días y así me enseñas a cómo conquistar a una chica.-Sonríe enseñando sus dientes blancos y perfectos.
Muero por su sonrisa.

-No tienes por qué acompañarme y no te enseñaré nada.

-Vale, pero igualmente te acompaño.

Se va con sus nuevos amigos "guays". A veces pienso, si llevo tanto tiempo sola será porque no le importo a nadie, que no soy tan atractiva como quiere un chico, me quedaré sola con 12 gatos y comiendo helado de chocolate.

Tengo miedo de quedarme sola, de que nadie me quiera, de sólo ser un rollo pasajero. Tengo miedo.
Sólo quiero una cosa, que mi padre vuelva. Todo es tan difícil desde que se fue. 2 meses, sólo 2 meses.
Sin darme cuenta estoy llorando,no suelo llorar porque no soy una llorica.

-Eey, ¿qué pasa? ¿Estás bien?- me pregunta Sara devolviéndome a la realidad.

-Sí, tranquila. Estoy bien.

-Vale, que sepas que no quiero verte llorar, así que a animarse.

-Vale- sonrío y me limpio las pocas lágrimas que siguen bajando por mis mejillas sonrosadas.

Después de que se hayan acabado las clases, salgo fuera a esperar a Max. Estoy agotada, oír a todos los profesores presentándose y hablando de su "maravillosa" materia es agotador. Veo a Max caminando a paso muy lento hacia mí. Después de una eternidad se sitúa delante mía y me mira antentamente.

<<¿Tengo algo en la cara qué no le gusta?>>

-¿Estás bien? Se te ha corrido el rímel- dice señalando mis ojos.

-¿Sí? Estoy bien, me habré mojado o algo.

-A mí no me engañas, jovencita. Soy un experto en chicas y sé que a ti te pasa algo.

-¿Experto en chicas?- exploto a carcajadas al oír eso.

-Sí, ¿lo dudas?

-Un poco.

Así seguimos bromeando hasta llegar al final de la calle, donde están nuestras casas. Gracias a Max estoy de mejor humor.

-Adiós amiga- se despide Max poniendo mucha acentuación en amiga.

-Adiós amigo- lo imito y sonríe.

Cierro la puerta de casa al entrar y sonrió como una tonta por lo que acaba de suceder. ¡Ya soy su amiga!

Definitivamente, me gusta. Max, mi vecino de enfrente, me gusta.

Mi madre me saluda al verme y horrorizada me pregunta que me ha pasado al ver el rimel corrido y los ojos rojos.

-Papá- le respondo con las lágrimas a punto de salir de nuevo.

-Oh, hija.- Sólo me dice eso.

Voy a mi habitación aún con las gotitas de agua a punto de explotar. Nunca le he dicho a mi querida madre lo que pienso sobre que este saliendo con Robert después de lo ocurrido con mi padre. Comienzo a llorar. Quiero que se acabe este día ya.

Bajo a cenar, luego miro por centésima vez mi adictiva peli y salgo al porche. Me tumbó en el suave y húmedo césped y miro las pocas nubes del anochecer. Pienso en Max, en estos 2 meses, en mamá y Robert. En todo, básicamente. A las 10.00 de la noche entro en casa y me pongo a hacer la mochila para el día siguiente.
Me quedo embobada con las paredes de mi habitación. Negras, un color tan triste que cuando estás triste te deprime aún más. Miro por la ventana y veo a Max y a su padre discutiendo o hablando.

Me vienen varios recuerdos a la mente. Se da cuenta de que le estoy mirando y sonríe. Saca el dedo pulgar en signo de "ok". Corre las cortinas y sigue discutiendo o hablando con su padre.

Bajo a cenar y se repite la misma escena de todos los días, pero con comida diferente.

Más tarde, me pongo mi pijama rojo y me meto en la cama. Esa noche dormí como un angelito, un angelito triste pero a la vez feliz. Un angelito que aún no sabe qué hacer con su vida. Me duele toda esta situación, pero creo que es normal.

Pero toda mi vida va a cambiar desde hoy. Julie cambiará gracias a esa persona especial.

Pídeme un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora