Capítulo 29

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Un año después.

-Sonríe a la cámara, gira y desfila ¿ok?- me indica el fotógrafo. Asiento y hago lo que me ha dicho.

-Perfecta- grita el estilista.

-Estás preparada para esta noche, eres toda una estrella- me sonríe el fotógrafo. Sonrío agradecida por sus halagos y entro en el probador para cambiarme e irme a casa.

Me preocupaba por los tatuajes ya que era la única pero tras dos meses de súplicas y lágrimas, sigo aquí.

Este año ha sido brillante no, lo siguiente. Entevistas, desfiles, revistas, platós de televisión. Más o menos lo que siempre he querido. Con diecinueve años ya soy una modelo hecha y derecha y estoy orgullosa de ello. Me pongo mi vestido vintage y mis tacones. He tenido que decir adiós a mis pantalones de chándal y mis Vans. Salgo del probador y me despido de mis amigos.

Me monto en mi Mini y salgo del edificio. Por fin he encontrado mi lugar, California. Tengo todo lo que necesito sólo me falta el amor. Lo he intentado con dos chicos, me esforce por quererles pero no pude. Está claro que tengo que esperar a mi alma gemela.

Entro en casa cansada. Voy a mi habitación y me tiro sobre la cama. Tengo que descansar hasta está noche.

Me levanto animada y preparo el vestido de franela con los zapatos de tacón. Necesito estar impecable está noche. D&G presenta su nueva colección de bolsos.

Mi móvil suena y corro por la habitación a cogerlo. Es mi amiga Cathy, más bien compañera de trabajo.

-Cariño, hoy no podré ir contigo- me informa poco preocupada.

-No pasa nada, sé ir solita.

-Estoy ocupada. Hablamos otro día- dice cortando la llamada.

¿Me llama para eso? Podría haber mandado un mensaje que son muy eficientes. Recibo otra llamada del director del evento pero le cuelgo. No quiero que me vuelva a echar la bronca por algo que no he hecho. La última vez, me regañó por no venir con pareja al baile de inauguración de un dichoso hotel.

Salgo de la habitación y me encuentro a Frida cocinando. La señora Frida Norman es mi ama de llaves. Ella se encarga de la casa ya que a mí entre que me da pereza limpiar y no me apetece pues la casa puede llegar a ser una pocilga.

-Buenos tardes, señorita- me saluda.

-Llámame Julie, Frida.

-Señorita Julie, ¿qué tal ha ido su día?- pregunta sonriendo y se me escapa una pequeña risita.

-Lo normal, Frida. Lo normal que puede ir un día.

La señora Norman se concentra en su delicioso guiso y decido ir a pasear hasta que se aproxime la hora de marcharme.

Siempre me preguntan que tal ha ido mi día, si tengo algo pensado o incluso si estoy bien pero esta mal. Estoy mal y es por algo que me falta. Siento en el pecho un gran vacío que no lo puedo alimentar con alguien desconocido y menos aún alcohol. Lamentablemente, sigo sin poder descifrar el por qué del vacío.

-Buenos tardes- me saluda Payton, el vecino. Le sonrío y sigo caminando.

Camino hasta encontrar un sitio tranquilo, lleno de paz, hasta que se oscurece.

Vuelvo a casa y me doy una ducha rápida. Me preparo y y salgo con mi máscara de "estoy genial". Nadie se da cuenta. Nunca.

Al llegar, todo está abarrotado. Fotógrafos por pillar una foto buena de alguna top model, gente medio famosilla como yo y las brillantes estrellas que ni se inmutan por dirigirte la palabra. Por mucho que me emocione que me inviten, todo es una mierda.

Pídeme un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora