Capítulo 39

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-Te quiero- dice mirándome a mí. Cathy sale corriendo y me da muchísima pena pero no haré nada para consolarla. Su hermano y sus padres salen en su busca.

-Yo también te quiero.

Max se arrodilla ante mí y siento el corazón me va a mil por hora.

-Siento que no tenga un anillo para ti y también siento que te lo diga ahora pero, ¿quieres casarte conmigo?

No puedo perder ni una oportunidad más. Este es mi tren y estoy lista para cogerlo. No me importa nadie, sólo Max y yo.

-¡Sí! ¡Sí!

Me lanzo a sus brazos y nos fundimos en un maravilloso beso. Cuanto quería esto, gracias. Cuanto esperaba esto.

-A pesar de toda está situación extrovertida, ¿se casa al final señor Roshe?- pregunta el cura.

-Por supuesto.

Ahora mismo creo que no puedo ni pensar. Soy tan feliz que la felicidad se me sale por las orejas. Por fin será mío.

Esto, señoras y señores, es amor. A pesar de todas las discusiones, los enfrentamientos entre nosotros y dejar varias veces la relación por fin, estamos unidos. Pasamos muy malas rachas y nos lo hemos perdonado todo. A pesar de tomar caminos distintos, nos encontramos en un cruce y ahora vamos juntos por un camino llamado "Max y Julie".

Estoy tan ensimismada con su mirada y cada centímetro de la piel de mi futuro marido que se oye:

-Ya puedes besar a la novia.

Max me envuelve con sus manos y me besa con esa pasión caracterizada por él. Me muerde el labio inferior y el hechizo entre nosotros vuelve a surgir.

-¿Quiere decir algo señora Roshe?- me pregunta el cura. Señora Roshe, que raro me suena.

-Creo que lo he dicho todo antes- sonrío tímidamente y la gente aplaude.

-Te amo- me susurra Max mientras cruzamos el pasillo lleno de rosas blancas. Esas palabras me producen un cosquilleo en el vientre y me acuerdo que estoy embarazada. Se me había olvidado completamente.

-Creo que la noche de miel, la posponemos- digo señalando mi tripa.

-Sí, tenía pensado hacer unas cosas muy frenéticas- murmura por lo bajo en la limusina.

***

-Me alegro mucho que interrumpieras la boda, ahora soy tan feliz- dice Max acariciandome la cara.

-Yo también me alegro.

-Espero que no te arrepientas.

-Jamás haría eso- digo incorporandome en la cama.

El móvil de Max suena y él lo coge.

-De verdad que lo siento, no quería hacerte sufrir- dice- Claro que te quería pero ella es... Ella. Entiendelo.

Entra en otra habitación y yo sigo mirando la película.

-Tres meses, cariño- digo acariciando la tripa.

Max entra de nuevo con cara de preocupación. Se sienta a mi lado y no dice nada pero mi curiosidad me invade y necesito preguntar.

-¿Pasa algo?

-Cathy va a demandar por daño psicológico.

-¿Qué?

-Está muy mal, Julie.

-¿Daño psicológico? ¿Por dejarla frente al altar? Eso pasa todos los días- digo indiferente.

-Entiendela.

Pídeme un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora