Capítulo 15

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Acaba la tercera clase y salgo pitando al patio. No puedo soportar otra clase más. Me consume todas las energías que tengo. Me matan de aburrimiento.

Espero en la cola de la cafetería y cuando llega mi turno pido media palmera de chocolate. Pago y salgo de ese bullicio. Veo a Max con su grupo de amigos. Me ha visto y me indica con una mano que vaya. No quiero estar allí con esas personas malas y retorcidas. A pesar de todo, me paso por ahí y todos me saludan con sus falsas sonrisas. Le digo al oído de que no quiero estar aquí y Max asiente.

Me alejo de ellos. No me gustan porque, principalmente, está mi ex que me puso los cuernos y porque son unos narcisistas de mierda.

Me apoyo en una pared que hay al fondo y disfruto de mi palmera. Puedo apreciar a todos los alumnos desde aquí. Hay algunos que corretean por el patio, muchas chicas agrupadas hablando o mejor dicho, marujeando; y los deportistas. Estos últimos sólo salen al patio para jugar al baloncesto, al fútbol o darse una vuelta al insti. Me gusta el deporte pero, no tanto.

Veo a un chico acercándose a mí, nunca le he visto. Puede que sea más mayor que yo o más pequeño.

-Últimamente te veo sola- dice apoyándose en la pared a mi lado.

-Ya bueno... ¿Quién eres?-pregunto con curiosidad. No es ni guapo ni feo. Viste un poco raro para ser un chico. Lleva una chaqueta rosa y unos vaqueros rotos remangados con unas Air Max. Tiene el pelo peinado hacia atrás con unas cuantas mechas rubias.

-Soy Jeremy, el de astro-física.

-Oh, hace meses que no voy a esa clase- digo riéndome y él me imita.

Durante los 30 min que hay de recreo charlamos sobre nuestras vidas y criticamos algunas chicas que pasan por delante nuestra. Durante este tiempo que he conocido a Jeremy, pienso que habla como una chica. Me comprende. Suena el timbre y le doy dos besos a Jeremy.

Cruzo la puerta pero, un brazo me detiene y no puedo seguir caminando.

-¿Se puede saber por qué te sobas con otros tíos?- pregunta medio gritando. Está claro que esta celoso. Contengo una sonrisa para no cabrearlo más.

-Es un amigo ¿vale?

-No me gusta ese tío- tiene el ceño fruncido y me mira mal.

-No me vas a decir con quien me tengo que juntar- doy la vuelta y corro hacia mi clase de geografía. Con Max.

Me siento en la última fila de mesas. Ahí el profesor no ve lo que hago y más de la mitad de la clase estoy cotilleando el móvil. Max se sienta a mi lado.

-Siento haberme puesto así- dice acariciando mi mejilla. Le sonrío y el profesor entra en la sala.

Los mejores 55 minutos de todo el día. Estuvimos cogidos de la mano toda la clase, dándonos picos y hablando de tonterías. ¿Cuántas veces podré decir que me encanta esta sensación? Me siento feliz a su lado.

Me salto las dos últimas clases porque he decidido ir a casa de Franklin. El hijo del mafioso. Tengo varias palabritas que decirle a su padre.

Al llegar a casa, dejo la mochila en el pasillo y cojo las llaves del coche. Hago un pequeño esquema en mi cabeza para saber que le diré a ese cretino de mierda.

Respiro hondo y salgo del coche. Los pies me pesan y es como si he estado andando todo el día. Toco el timbre y una señora con un uniforme bastante feo me recibe.

-¿Qué le puedo ofrecer?-pregunta con una sonrisa de oreja a oreja.

-Quería hablar con el señor Dubois- digo secamente. Odio a este señor y estoy haciendo un gran esfuerzo para no entrar y partirle la cabeza con lo primero que encuentre.

La señora asiente y me deja pasar. Está es la casa más lujosa que he visto en mi vida. Me lleva hasta una sala decorada sólo de color blanco. Es bonita. Me sirve un café y espero más de quince minutos para ver a ese viejo sin sentimientos.

Por fin viene, esta vestido de negro con una camisa azul. Tiene un collar de oro muy gordo y todos los dedos llenos de anillos. Sonríe al verme, es una sonrisa malvada. Sabía que no tenía que venir aquí, saldré llorando. Lo sé.

-Hace meses que te esperaba, Julietta Smith.

-Julie- lo corrijo con mi sonrisa más falsa.

-¿A qué se debe tu repentina presencia en mi casa?

-¿Ha mandado para que recojan lo poco que me queda de mi padre?- en cualquier momento las lágrimas saldrán de mis ojos pero, no delante de este hombre. Se sienta en el sillón que tengo delante.

-¿Por qué haría yo algo así?- pregunta llevándose una mano a la barbilla.

-Será porque usted mato lo único que me quedaba en esta vida.

-¿Lo único? ¿Estás segura?

-Miré, intento mantener la calma pero sus preguntas estúpidas no me ayudan, ¿sabe?

-¿Intentas mantener la calma? Sigue intentándolo.

-¿Por qué...?- intento preguntar pero me es imposible- ¿por qué mataste a mi padre?

-Me debía dinero y lo maté. No me sirve su ropa de mendigo ni nada suyo. Tu padre era un ladrón y un mentiroso.

-¡Ni se atreva a hablar así de mi padre! No es culpa mía que sea un soplapollas y mate a quien le salga de los cojones pero, no dejaré que hable así de él.- Mi cara arde de furia.

-No puedes entrar a mi casa e insultarme- dice relajado.

-Ah ¿no?

Derribo la mesita de centro y salgo de la sala pitando.

No he conseguido lo que quería. En tres minutos ya me ha consumido la felicidad y la energía que tenía. Me meto en el coche y empiezo a dar golpes al volante. Mi padre no es un ladrón.

Llego a casa agotada. Me tiro al sofá y mis ojos se van cerrando poco a poco.

P.O.V. DESCONOCIDO

Necesito tener esos objetos. No debo ir otra vez porque me pillará y si ve quien soy, le destruiré la vida y no quiero hacerla eso.

Llevo más de una hora esperando en esta furgoneta. No he aparcado justo delante de su puerta, no soy tan tonto. Estoy como a 200 metros. Se me hace eterna la espera. Sólo quiero verla una vez más y desapareceré de su vida. No sin coger el libro. Me interesa leerlo, siento tanta curiosidad.

Mis labios se curvan hacia arriba formando una ligera sonrisa. Está aquí. Aparca su coche enfrente del garaje y sale. Tiene cara de preocupada y su mirada transmite tristeza. Es tan bonita.

El día en que la empuje y se cayó al suelo me sentí culpable. No por asaltar su casa, ya que eso debía hacerlo hace tiempo, si no por transmitirla terror y empujarla sin haber hecho ella nada.

Aún me siento culpable.

***

¡Hola! Este capítulo no me ha gustado mucho y eso que lo reescribi como cinco veces. No tenía inspiración suficiente así que...

Bueno, ¿qué os parece el punto de vista de un desconocido?

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