Capítulo 19

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Cada día que pasa me siento más nerviosa. No tengo ninguna papeleta para ser reina del baile, pero a cualquier chica le gustaría ser ¿no?

Menos de una semana. Llevo veinte minutos esperando a Max. A mi chico. Como no venga voy a las clases de baile sola. Le veo a lo lejos vestido de negro. Me sonríe y al estar a mi altura me da un beso en la frente.

-Hola, princesa mía- dice rodeando mi cintura con su brazo.

-Que romanticón- bromeo y nos ponemos en marcha hacia la escuela de baile.

-Sabes que no me gusta bailar- se queja.

-Ya, pero no vas a ir ahí para quedarte sentado. Nos lo pasaremos bien ¿vale?

Él asiente y nos dirigimos a nuestra clase. Al entrar en la sala, hay ancianos sentados y la sala huele a sudor y a pies. Arrugo la nariz porque no me gusta nada este olor pero, lo hago por el baile.

-Buenas, soy Catherine pero me podéis llamar Cathy. Seré vuestra profesora- dice una mujer sonriendo. Es guapa, no en exceso pero es guapa. Tiene el pelo negro y los ojos verdes. Parece joven, diría que tiene como 22 años.

Max no para de mirarla cada vez que da una vuelta o hace algún paso con su compañero. Y yo cada vez estoy más cabreada.

Al terminar, le dedico una mirada asesina a Max. Si las miradas matasen... Al salir del centro, me pregunta:

-¿A qué demonios ha venido eso? Encima que acepto a venir a esta mierda, te dedicas a mirarme mal toda la clase.

-Déjame- digo cruzando la calle- no me ha gustado la clase eso es todo.

-¡Ay, mi celosilla!- exclama abrazandome por detrás.

-No soy celosa- digo frunciendo el ceño en broma.

-Vamos- señala una cafetería vieja. Deduzco que es vieja ya que el letrero se puede caer encima de alguien en cualquier momento.

Asiento y entramos. Huele a café y a tortitas recién hechas. Nada en comparación con la clase de baile. Un hombre pasa por delante mía y se me corta la respiración por un momento. Pelo rubio, más alto que yo, nariz aguileña, ojos azules... La misma ropa que mi padre. Se parece tanto.

Al notar que le estoy mirando gira la cabeza en dirección opuesta a mí y sale de la cafetería. Se parecía tanto...

-Tierra llamando a Julie, ¿hello?- dice Max agitando una mano delante de mi cara. Estoy más que sorprendida, sí me hubiera fijado bien en él distinguiría algunos detalles de mi padre. Como las cicatrices en el lado izquierdo de la cara o el piercing de la ceja derecha. Pero, sólo me fije en sus ojos. Azules. Como los míos. Aunque hay más gente de ojos azules, esos me han confundido.

Imposible pensar en que es él, mi papá. Él está muerto.

Sólo pido una Coca cola. Se me ha cerrado el estómago. Max empieza a hablarme de fútbol o algo de no sé que.

Esos ojos, que al encontrar los míos, se vuelven aterrorizados. Aparta la mirada y sale corriendo de la cafetería. ¿Por qué?

-Pensé que tendría que contarte más sobre mi vida. Yo te conozco demasiado bien. Siempre me lo cuentas todo pero, yo evito hablarte sobre mi familia...-Max sorbe su refresco y despierto al instante de mi trance sobre el desconocido de antes.

-Es verdad, siempre me niegas hablar de tu familia.

-Va siendo hora de contartelo ¿no?

Asiento y Max se aclara la garganta.

-Pues mira...-duda un instante pero continua- mi madre me abandonó a mi y a mi padre cuando tenía como 7 años porque estaba harta de la vida o algo por el estilo. Dejo una carta donde lo explicaba todo pero, el cabrón de mi padre la rompió y no me dejó leerla.

Pídeme un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora