La persona correcta - Malec

21.- En casa

Luego de varios meses en convivencia con Alec las cosas parecían mejorar, tuve que buscar un trabajo para poder seguir en la escuela y no fue tan difícil encontrarlo, una cafetería muy bonita me contrato en cuestión de horas.

Alec siempre me acompañaba después de la escuela y cuando terminaba mi turno solía recogerme, no me dejaba solo si era posible, eso no me molestaba, me hacía ver lo importante que podía ser para mí chico.

Era grato, todo lo que tuviera que ver con él lo era.

- ¿No tardare mucho? - le sonreí, dejando un pequeño beso en sus labios - Solo espera un poco, amor -

Alec me devolvió la sonrisa regresando la vista al libro de sus manos, era fin de semana lo que significaba que salía temprano. Mi jefa era una persona muy linda, siempre sonriendo y asegurándose que todo estuviera en orden. Lo que agradecía, todavía más por ser la madre de Clary.

Por otra parte... estaba... agh... Lydia, una chica tan caprichosa, mandona y exasperante. Siempre detrás de mi chico, mirándolo y sonriendo como tonta. En fin, trato de no darle importancia, se que Alec jamás haría nada que me lastimara y solo trata de ser amable con ella como lo es con cualquier persona. Me frustra un poco, pero solo eso, no voy a sentirme mal por algo como eso.

Me ha demostrado más de una vez que me ama y no pienso arruinar cada uno de esos momentos con celos sin sentido. Alec es gay he incluso si no lo fuera quisiera creer que jamás se interesaría en alguien tan... falsa.

- Alec, muchacho - Luke, el esposo de Jocelin, quien aunque parecía ser muy duro era amable y comprensivo - ¿Puedes ayudarme con esto? Tengo que acomodar estas cajas en el almacén, solo ayúdame a llevarlas, me encargaré de lo demás -

- No hay problema - le sonríe, dejando su libro sobre la mesa.

Vi a Alec desaparecer por una de las puertas, tenía que sacar la basura para que no se acumulará más así que salí por la puerta trasera dejándola en uno de los botes. El trabajo no era difícil, me gustaba mucho y me sobraba suficiente dinero como para ayudar a mi novio con algunos gastos de la casa. Me sentía bien, jamás me había sentido así.

Tenía un increíble novio que me amaba más que a nadie, una cómoda cama que compartía con el hombre de mis sueños, amigos muy queridos, una linda casa y el próximo año podía aplicar para la misma universidad que Alec, ya no necesitaba reprimir mi inteligencia, no tenía a nadie que me causará miedo o incertidumbre en mi propio hogar, nadie que me detuviera a cumplir cada una de mis metas.

Estaba en paz. Me sentía en paz.

Aún estaba el tema de Sebastián, se que no podré librarme de él tan fácilmente pero no me siento tan asustado como antes. Estos meses que tuve con Alec también fueron de ayuda, más con la psicóloga a la que contrato para mi. No dude en aceptar cuando me lo dijo, quería estar bien, anhelaba no vivir con miedo cada maldito segundo, a veces aun me aterraba, pero Alexander buscaba la manera de calmarme inclusive en los peores momentos.

No necesito nada más. Tengo la vida que siempre deseé.

- ¿Pasa algo bonito? - escuche su voz desde la puerta.

- Estoy bien, me distraje eso es todo -

- Ya debemos irnos, nene - se aproxima a mi, toma mi mano entre sus dedos acercándome todavía más a él - debemos recoger a Jace en la estación -

Jace estaba ayudando a su primo como pasante en la comisaría, quería ser policía más que nada e Izzy estaba en unos cursos de modelaje, siempre tan bonita con cada prenda que usaba. Alec, en cambio, quería ser doctor. Máx se encargaría de los negocios de su padre para que así sus hermanos hagan lo que les gusta. Después de hablar apropiadamente con mi chico decidí que quería ser abogado, alguien que le diera voz a las personas que como yo se sienten atrapadas en las ideas de personas abusivas.