5. Sospechas

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Habían pasado tres días desde que encontraron el cuerpo de Renkotsu mutilado en un motel.
El agente Sesshumaru había hecho lo posible por retrasar la parte de los interrogatorios con cada una de las mujeres. Se había dedicado a buscar pistas, pero por desgracia no había encontrado nada, la cámara del motel no funcionaba en esa parte del establecimiento, lo único que sabían era que Renkotsu había abandonado el bar en compañía de una prostituta.

Habían buscado por todos lados a la mujer que correspondían dichas características pero la búsqueda había sido en vano, la mujer que describían no había sido encontrada.

Al no encontrar ningún sospechoso sus superiores habían dado la orden de interrogar a la víctimas de los ataques.

Era la segunda vez que se reunían en la agencia de policía, el ambiente era muy distinto a la primera vez que Aome las vió, la seriedad de Kikio seguía igual, la alegría de Yura no había cambiado en nada y Kagura seguía con ese aire de superioridad y madurez, la única diferencia era que ahora no se estaban atacando las unas a las otras.
Aome, se sentó un poco apartadas de ellas, no tenía la confianza necesaria para iniciar una conversación.

— ¡Hey! Ninguna de nosotras muerde — dijo Yura con su inigualable alegría — siéntate a mi lado.

Aome levantó la vista, las demás también la estaban mirando esperando una respuesta.
La azabache se puso de pie y caminó hasta llegar al lado de la pelirroja.

— Deja esa cara de miedo — dijo Kikio — No deberías estar asustada, ninguna de nosotras hizo nada, así que después de las preguntas nos dejarán ir — aseguró.

— No estoy preocupada por eso — respondió Aome.

— Querida — dijo Kagura — lo que nos sucedió debes de superarlo.

— ¿Cómo podría olvidar todo lo que me pasó? ¿Acaso ustedes ya lo hicieron?

— Escuchaste mal...dije superarlo, jamás dije que teníamos que olvidar, nuestros recuerdos nos harán fuertes.

— ¡¿Estás loca?!

— ¿No lo entiendes? Mientras no olvides lo ocurrido, la sed de venganza y justicia existirá dentro de tí, no estarás en paz hasta que cada uno de esos infelices pague por lo ocurrido, pero si olvidas todo no habrá nada que te motives a buscar justicia, por eso debes superarlo, no permitir que te lastimé, pero sin olvidar.

Aome no entendió del todo lo que Kagura decía, pero se sorprendió al ver que las otras tres mujeres asistían, era como un lema para ellas.

Cada una fue pasando al interrogatorio, de una por una, y aquí algunas respuestas que dieron.

— ¿Conocían a Renkotsu?

— No, hasta ese día en la estación — respondió Aome.

— Para nada, seguramente no era importante, lo hubiera recordado — dijo Yura.

— No tuve el gusto — fue lo que dijo Kikio.

— Si — dijo Kagura — el otro día, aquí mismo.

— ¿Que hiciste el día y la hora en que el fue asesinado?

— Estaba en la casa, con Sango — respondió Aome.

— Andaba en una fiesta — respondió Yura — el chico de esa noche me recordará siempre — dijo sonriendo con picardía.

— En mi casa dormida — secamente respondió Kikio.

— En una cena, con la familia de mi difunto esposo — fue la respuesta de Kagura.

— ¿Quien puede testificar que es cierto lo que dicen en su coartada?

BESOS AMARGOS  (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora