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Varias patrullas tenían rodeado el lugar, agentes corrían de un lado a otro buscando a Naraku por todas partes, pero no hallaron nada. Sesshumaru se encontraba interrogando a Jakotsu, cuyo estado era fuera de peligro, por suerte la bala no había dañado ningún órgano vital, no había provocado hemorragia.

— ¿Sabes de un lugar donde pudo haber ido tu primo? — preguntó Sesshumaru refiriéndose a Naraku.

— Tantos lugares... — suspiró Jakotsu fingiendo no saber nada, se encontraba en un dilema, por un lado si le decía a Sesshumaru el lugar donde estaba Aome y a dónde seguramente se había dirigido Naraku, Bankotsu podría ser atrapado; pero si no lo hacía y decidía callarse su primo favorito podría morir.

— Necesito tu cooperación, Naraku es peligroso, por suerte hemos rescatado a Miroku pero, Aome, ella aún no aparece — dijo el peliplata, intentaba convencer a Jakotsu de hablar.

Jakotsu miro por un momento a Sesshumaru era demasiado obvio que su agente preferido tenía sentimientos por esa mujer, se había decidido decir lo que sabía pero no sabía por dónde empezar.

— Pero debes prometerme una cosa.

— Si lo que vas a pedir no obstruye la justicia puedo considerar lo que propongas.

— Mi primo, quiero que lo mantengas con vida — dijo Jakotsu.

Sesshumaru miró con desconfianza a Jakotsu. — Naraku es peligroso el podría...

— No idiota, — dijo Jakotsu — no hablo de Naraku, hablo de mi otro primo, Bankotsu.

Sesshumaru abrió los ojos de sorpresa, en sus investigaciones no había nada sobre el parentesco, Bankotsu se había acercado a Aome pero no había nada sospechoso en el, pero ahora Jakotsu decía que eran familiares, si tan solo se hubiera tomada la molestia en investigar un poco sobre él; había sido descuidado y ahora por ese pequeño error Aome podría estar en peligro.

— ¿Bankotsu es tu primo? — preguntó tratando de procesar lo que había escuchado.

— El no es como los demás, juro que el no le ha quitado la vida a nadie, se que quizás no es ninguna justificación pero el es una excelente persona y Naraku aprovechó eso para que cooperara con él, lo único que Bankotsu quiere es justicia para Kana, la mujer que ha sido el amor de su vida.

— ¡El se acercó a Aome! — gritó Sesshumaru — ¿Acaso no tiene vergüenza?

— No te preocupes, el hará lo imposible por proteger a esa mujer al fin de cuentas está enamorado de ella, y si se acercó a Aome fue porque al principio se sentía culpable de lo que le ocurrió, fue demasiado duro tanto para ella como para él, solamente hay que ver las dos caras de la moneda.

— ¿Que estás diciendo, acaso el fue el atacante de Aome?

Jakotsu no dijo nada, pero su silencio confirmó las sospechas del peliplata, Jakotsu miraba con esperanza a Sesshumaru, lo único que quería en ese momento era poder salvar a su primo, prefería verlo en prisión que muerto.

— Te diré todo lo que sé, pero ahora lo más importante es que llegues a tiempo y detengas a Naraku, me preocupa la seguridad de esa chica y la de Bankotsu, Naraku puede llegar a ser muy despiadado.

Sesshumaru dió dos pasos atrás mientras llamaba por el radio a Sango, no quería molestarla ahora que ella estaba cuidando a Miroku, pero necesitaba el apoyo de su agente de confianza, tenía el presentimiento de lo que iba a pasar no sería nada fácil y a la única persona a quien le confíaba su seguridad y su vida era a la castaña.

[...]

Un auto se detuvo a las afueras de un viejo invernadero, el chirrido de las llantas a frenar fue evidencia de la desesperación que el conductor sentía, al bajar del auto Bankotsu suspiró, la noche estaba por llegar y la obscuridad estaba haciendo su aparición, hacía muchos años que el no ponía un pie en ese lugar, tantos recuerdos había entre esas flores ahí cultivadas.
Caminó vacilante hacia el interior del invernadero, la luz encendida le hizo saber que no estaba tan abandonado el lugar, quizás Naraku lo había restablecido, o quizás alguno otro de sus primos.
Recordó con tristeza como cada uno de sus primos había tenido que usar sus ahorros para construir ese lugar, era el regalo de cumpleaños de prima Kana. Recordó la alegría de ella en el momento en que vió esa enorme cantidad de flores, su sonrisa opacaba la belleza de cada una de las flores ahí sembrada.

BESOS AMARGOS  (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora