19. El regreso de Kana.

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Naraku había conducido a todos velocidad, sabía perfectamente que Bankotsu ayudaría a escapar a Aome, y el no podía permitir eso, Aome tenía que morir para poder vengar a sus primos y si Bankotsu se oponía no tenía otra solución que matarlo a él también. Bankotsu era su primo pero también era persona que más problemas le había dado, de jóvenes siempre había sido el favorito de la familia, a los ojos de toda la familia Bankotsu siempre hacía las cosas bien y no importaba cuánto se esforzara sus logros nunca habían sido reconocidos como los de su primo.
Lo que más le dolía era que Kana alguna vez pensó lo mismo, Kana estuvo enamorada de Bankotsu, recordaba con coraje el momento en que vió al moreno besar a su prima, tenía en ese momento ganas de romperle la cara; Kana debía ser suya y no de Bankotsu.

Al llegar al invernadero vio en el exterior el auto de Bankotsu estacionado, lo cual le produjo alegría eso significaba que aún podía deshacerse de Aome, la única persona que quedaba que sabía la verdad.

Bajó del auto y caminó con pasos apresurados al interior, no podía permitir que ellos escaparan, tenía que dar por terminado el asunto que comenzó hace años.

Al entrar al lugar se sorprendió del silencio que ahí había, no se escuchaba nada, no había voces, no había pasos era un silencio perturbador. Definitivamente algo andaba mal ahí.
Saco su arma de entre sus ropas, tenía que ser cauteloso ya que no sabía quien estaba ahí. Caminó con lentitud y vigilante entre todas esas flores y árboles, sus manos sudaban estaba nervioso. Al llegar al lugar donde se suponía que estaba Aome se sorprendió al no encontrar nada, no había nadie ahí, ni siquiera la silla donde la azabache había estado atada.

— ¡Bankotsu se racional y entrega a esa mujerzuela! — gritó intentando recibir una respuesta, pero no hubo ninguna — Ella era amiga de Kana, ella no es confiable sabía que nosotros fuimos quien las atacó  y por ese motivo se acercó a tí ¡No seas estúpido ella no te ama! ¿Cómo podría amar a la persona que le destrozó la vida?

Mientras hablaba seguía buscando a su primo y a la azabache, si no hacía entrar en razón a Bankotsu lo mejor para el sería asesinarlo, no quería pasar el resto de su vida tras las rejas de una fría prisión.

Al llegar al lugar donde se encontraban las rosas se sorprendió al encontrar pétalos de rosa negra, todo el suelo estaba lleno de esos pétalos, al final del pasillo una mujer estaba de pie.

— Ahí estás maldita — dijo Naraku aún sin estar segura que fuera Aome, pues la tenue luz le impedía distinguir claramente su rostro, pero ¿Acaso no era Aome la única mujer que debería estar ahí? — ¿En dónde está Bankotsu? — preguntó Naraku apuntando a la mujer con su arma.

La mujer no respondió nada, caminó lentamente hacia Naraku sin pronunciar ni una sola palabra, su andar era lento y sexi, lo que puso al hombre un tanto nervioso.

— Algo anda mal — dijo Naraku para si mismo — ¡En dónde está Bankotsu! — grito Naraku con fuerza, estaba decidido que si no recibía una respuesta agradable para el mataría a esa mujer.

Otros pasos se escucharon por otro pasillo de ese invernadero Naraku desvío por un momento la vista con la esperanza que fuera su primo, pero para su desgracia no lo era, ahora definitivamente sabía que algo andaba mal, realmente muy mal. Los pasos no pertenecían a su primo, eran de otra mujer, una mujer a la que no pensaba encontrar ahí, Kikio.
La desesperación de Naraku era evidente, y se hizo a un peor cundo una tercera mujer llegó, su andar era lento pero firme, segura de si misma, Kagura.

Naraku parecía enloquecido, no sabía a cual de la tres apuntar, no sabía cuál de ellas podría hacer un movimiento en su contra, estaba desesperado, lamentaba en estos momentos no tener a alguno de sus primos apoyándolo, ahora estaba solo y rodeado de esas mujeres.

BESOS AMARGOS  (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora