Habían buscado por todos lados alguna señal de Suikotsu, pero la búsqueda no había dado fruto, las esperanzas de que aún estuviera vivo eran casi nulas, pero aún así era necesario encontrar aunque fuera su cadáver.
Aome trabajaba hasta tarde en la agencia de policía, se sentía vigilada a dónde quieras que fuera; Sesshumaru no quería perderla de vista sentía en su pecho una extraña sensación era como si algo le alertara de la tragedia que se venía.
— Aome, tenemos que salir hemos recibido una llamada, un campesino encontró entre los matorrales un cadáver debemos ir y verificar si es Suikotsu — dijo Sango avisando a la azabache — él, me pidió que te diga que esperes aquí.
Aome entendió que Sango se refería a Sesshumaru, el peliplata siempre estaba atento a ella.
— Entiendo — respondió Aome un poco sonrojada.
— Está noche me tienes que contar que se traen ustedes dos, — dijo Sango señalando con su dedo a Aome — ¿Creen que no me he dado cuenta de lo extraño que actúan?
— Estás imaginando cosas — dijo Aome mientras fingía revisar unos documentos, — entre nosotros no hay nada.
— Sabes que deberías confiar en mí — dijo Sango — yo confíe en tí.
Aome levantó la vista y noto cierta tristeza en el rostro de su amiga.
Sango había sido sincera con ella, se habían consolado en sus peores momentos y se habían contado cosas que nadie más sabía.
Se sintió mal por Sango y se reprochó el haberla echo sentir así.— De acuerdo, pero solo que acompañemos la charla con comida preparada por tus propias manos — dijo Aome, sabía que a Sango no le gustaba cocinar.
— ¡Oye! ¡Eso no es justo Aome! — se quejó la castaña.
— Es la condición, si quieres saber tienes que cocinar.
Sango se fue maldiciendo la astucia de Aome, ella y la cocina no se llevaban bien, pero si quería saber el chisme tendría que hacer un gran sacrificio y preparar la cena de esa noche.
Aome se quedó sonriendo, conocía a Sango y sabía lo curiosa que era, esa noche cenaría comida casera. El sonido del teléfono llamó su atención, miró la pantalla y vio el nombre de quién llamaba, tomó su teléfono y dudó en contestar.
— Bankotsu, que gusto recibir tu llamada — dijo contestando.
— Bueno me preguntaba si quieres salir a cenar conmigo — dijo el moreno al otro lado del teléfono.
— Bueno, de hecho prometí cenar con Sango — dijo Aome.
Escuchó un silencio del otro lado del teléfono — ¿Entonces podemos ir a almorzar? — insistió el moreno.
Aome lo pensó un rato antes de responder.
— De acuerdo, puedes pasar por mi en veinte minutos — dijo al fin la azabache.Aome recogió algunas cosas, debía dejar ordenado su lugar, además tenía un poco de trabajo pendiente.
Cogió su bolsa y salió para esperar a Bankotsu, no tardó mucho tiempo para ver el auto del moreno estacionarse junto a ella, el cual bajo para abrirle la puerta, Aome entro al auto y esperó a que Bankotsu tomara su lugar en el asiento del piloto.— Me alegra mucho que hayas aceptado mi invitación, últimamente he estado un poco ocupado, pero el poco tiempo libre que tengo me gusta pasarlo con personas agradables — dijo Bankotsu sonriendo coquetamente a la azabache.
— ¿En serio? — preguntó Aome — También he tenido un poco de trabajo, mi jefe ha estado muy ocupado en un caso y si ellos tienen trabajo pues...igual yo.
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BESOS AMARGOS (COMPLETA)
FanfictionEl agente Sesshumaru Taisho, ha sido asignado a investigar una serie de asesinatos y violaciones. La mayoría de los casos tiene el mismo modo operandi, familias atacadas dónde por lo regular el esposo es asesinado y la mujer violada. A pesar de que...