10 Celos.

221 28 4
                                    


Se sentía nerviosa, muy nerviosa, solamente saldría a cenar con Bankotsu, no era la gran cosa, pero si era la primera vez que salía con un hombre desde la muerte de su esposo Houyo.
Se probó un vestido y después otro, pero no sé decidía cuál sería el que llevaría.

— ¿Vas a salir? — preguntó Sango, tenía rato viendo a Aome actuar de manera extraña.

— ¿Que?...yo...voy a salir a cenar con un amigo — respondió un poco nerviosa Aome.

— ¿Que extraño? Tienes tiempo viviendo conmigo y no conozco a ninguno de tus amigos, ¿No estamos hablando de cierto peliplata gruñón verdad? Digo, si ese fuera el caso sería bueno para mí, al menos su carácter podría mejorar un poco.

— No,no,no, Sesshumaru el... solamente es...una persona muy amable.

Sango soltó una carcajada le pareció muy extraño la forma en que Aome se refería a su jefe, había estado observando a Sesshumaru lo suficiente como para sospechar que él comenzaba a tener cierto înterés en su compañera.

— Si no es Sesshumaru ¿Entonces quien es el afortunado?

— Bankotsu — respondió Aome.

— ¿Bankotsu? El tipo que te llevó al hospital cuando te desmayaste en la calle — preguntó Sango.

— Si, pero no te confundas, solamente le prometí que saldría a cenar con él en forma de agradecimiento y pues ese es el único motivo — dijo Aome mientras se colocaba unos pendientes.

Sango encogió los hombros y suspiró, ella era la amiga de Aome se sentía con derecho a preocuparse por ella, después de todo la azabache ya había sufrido demasiado. La había visto llorar noche tras noche por la muerte de Houyo, y aunque pensó que era algo precipitado salir con alguien ¿Quien era ella para juzgar? La azabache muy poco le había hablado de su vida matrimonial, Houyo había sido su esposo y era también el padre del hijo que perdió pero aún así sentía que a su amiga le faltaba ese brillo característico de los ojos que tiene una persona enamorada, podría ser que Aome no amará al cien por ciento a su esposo.

— Aome tu...

— No me juzgues Sango, tengo mis razones — respondió Aome sabiendo lo que Sango le iba a decir — un día te platicaré mi historia con Houyo.

Sango ya no dijo nada, solamente se quedó parada mirando a su amiga salir rumbo a su cita, Aome tenía derecho de rehacer su vida, pero ella como su amiga tenía la obligación de cuidar de ella. Tomó su celular y comenzó marcar.

Aome se decía a si misma una y otra vez que no estaba haciendo mal, durante el tiempo que estuvo casada con Houyo le dió el respeto que un marido se merece, nunca le fue infiel y siempre lo trató con cariño.
Houyo había sido su mejor amigo, su confidente y su esposo.

Se había casado con el porque el la amaba, y aunque ella no sentía del todo amor también lo apreciaba mucho, durante su matrimonio no había tenido arrepentimiento por su decisión de unir su vida a la de Houyo habían sido una pareja feliz que pronto sería bendecida con un hijo, la azabache se preguntaba si ese hijo que estaba por venir hubiera sido el motivo para amar completamente a su esposo, pero ahora ya no sabría la respuesta a esa pregunta.

Al llegar al restaurante dejó a un lado todas sus dudas y una sonrisa de oreja a oreja apareció en su rostro.
Caminó hasta la mesa que había sido reservada por Bankotsu, estaba muy agradecida con él y la manera de demostrárselo sería siendo amable con el.
En la mesa del fondo la esperaba un moreno muy elegante, su traje negro acentuaba su musculatura y sus labios sonreían mientras sus ojos brillaban de alegría.

— Pensé que no vendrías — dijo Bankotsu poniéndose de pie para recibir a la azabache.

— Una promesa es una promesa — respondió Aome — y yo siempre cumplo lo que prometo.

BESOS AMARGOS  (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora