CAPÍTULO 17 ― Impotencia

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Edificio El Castillo, Distrito 3 ― sábado, 02:26. a.m. 

― "Mi amiga está aquí déjenme entrar por ella". ― Sentencia Thomas.

Los guardias lo miran y luego se miran entre sí e ignoran a Thomas. El detective se desespera y empieza a gritar.

― "¡Qué mierda! ¡¿Son sordos, hijos de puta?! ¡Muévanse! ¡Déjenme pasar, pedazos de mierda!"

― "Señor, este lugar es propiedad privada. Por favor retírese o tendremos que llamar a la policía". ― Dice uno de los guardas con voz firme.

"Por un carajo. Si no la saco ahora algo malo le pasará, estoy seguro". ― Piensa Thomas mientras camina de un lado a otro frente a los guardias.

De repente, uno de los guardias recibe un mensaje por su auricular. Su compañero voltea a verlo y sonríe. El guardia que recibió el mensaje solo se limitó a asentir con la cabeza y a decir "Ajam".

― "El dueño del edificio aceptó verlo, señor. Por favor, acérquese a la recepción y deje sus datos allí, luego siga las instrucciones que le dé la recepcionista".

Thomas queda sorprendido y presiente el peligro, pero entrar es la única forma de cerciorar que Sam esté a salvo. Además, la única forma de sacar a su compañera es entrando por esa puerta.

― "Ven que no era tan difícil". ― Dice Thomas manteniendo su actitud, pero algo nervioso por el sorpresivo evento.

Thomas hace todo lo que el guardia le dijo. Al llegar a la recepción la bella joven de rasgos asiáticos, pero con una palidez inusual, le pide que se dirija al ascensor de apariencia más lujosa y se dirija al último piso, puesto que el señor Von Klausen y su invitada se encuentran en la suite presidencial.

Thomas obedece, ingresa al elevador más elegante y presiona el botón del último piso. Su nerviosismo aumenta conforme va subiendo. El ascensor no se detiene por ningún motivo y el corazón del detective palpita con fuerza, tanto que puede oír sus propios latidos ahora. Intenta calmarse, respira hondo y exhala con fuerza. En ese momento, el sonido del elevador le indica que llegó a su destino y las puertas se abren.

Ni el lujoso salón ni la orgía que se estaba desarrollando llamó la atención de Thomas, su mirada se centró únicamente en la chica que estaba colgada de sus brazos en medio del salón, la misma chica que tenía manchas de sangre en el cuello y se hallaba desnuda al lado de un tipo vestido de traje.

La sangre de Thomas empieza a hervir, puede sentir como se nubla su razón y como cualquier pensamiento lógico es consumido por la ira, por la impotencia y la culpa.

― "¡¿Qué mierda hacen con mi compañera?!" ― Dice Thomas desenfundando el arma y apuntando directamente al hombre de cabello plateado.

En ese momento Pietro y Reiner, que estaban tras el trono de Klaus, dan un par de pasos adelante y se preparan para cualquier cosa. Klaus mueve la mano pidiéndoles que se calmen.

― "Baje esa arma detective. Su compañera se encuentra a salvo". ― Dice Klaus más que sereno.

― "Eso no es lo que veo, Von Klausen".

― "Permita que se lo diga ella misma". ― Dice Klaus mientras desvía la mirada a la chica que se hallaba avergonzada de que su primer amor la vea en esa penosa situación.

― "Sal de aquí, Thom. No tienes nada que hacer aquí". ― Dice la chica llorando.

Thomas aprieta la mandíbula. Sabe que la chica quier protegerlo. Es evidente que ha sido violentada de alguna forma.

FATUM SAGA -  La Secta del Carnicero (2do Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora