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Albus llegó al aeropuerto tratando de disimular la ansiedad por ver al Rey Scorpius, tan pronto avisaron la llegada del vuelo desde las puertas de migración observó al rubio caminar enfundado en un pantalón Slim negro, una camisilla blanca y una chaqueta con mangas tres cuartos que permitían ver lo que para él era la más insinuante figura.

Mientras llenaban los papeles, Scorpius recogió en un desordenada coleta su largo cabello y se quitó los lentes oscuros para firmar el ingreso de migración, una vez concluido el trámite Potter apretó los puños cuando Malfoy tomó la mano de Rick para abandonar el lugar seguidos de Zachary y Hugo.

El grito emocionado de Rose que se lanzó a abrazar a su hermano fue respondido con sequedad por el pelirrojo que sabía muy bien que esa muestra de cariño era una de tantas actuaciones de su pariente.

Murk sonrió con picardía por la expresión del menor de los Weasley, el año y medio que compartieron en la escuela Koldovstoretz les hizo ver lo compatibles que eran a pesar de llevarse casi tres años de diferencia, lo que logró que afianzaran una amistad que Zachary quería pasar a algo más, pero que por respeto a Hugo, y consciente de que la soledad podía crear confusión en los sentimientos, decidió esperar, y convertirse en alguien indispensable para su "pequeña ardilla".

Liberando a Hugo del incómodo abrazo se despidió recordándole las sesiones de estudios antes del examen de suficiencia para validar los T.I.M.O y los EXTASIS. Un leve puchero se formó en los labios que quería besar, Zachary dio un beso en la mejilla y se retiró donde Rick y Scorpius lo aguardaban junto con Draco Malfoy que les indicó como sería el recorrido de vuelta a la mansión donde les esperaban sus padres con una sorpresa de bienvenida.

Ron se despidió a lo lejos del cuarteto para caminar en familia rumbo a su casa en el Londres muggle, por más que sabía que no debía entrometerse, detuvo de repente su andar buscando en sus bolsillos algo que sabía había guardado en otra parte.

—Albus —miró a su sobrino con preocupación—, el ticket del parqueadero se lo entregué a Malfoy, por favor que me lo envíe, nos encontramos en dónde dejé estacionado el auto.

El ojiverde afirmó para pedir permiso y salir corriendo a sabiendas que debería premiar a su tío por la inesperada ayuda que le prestaba, a unos pocos metros de la salida occidental Scorpius y los dos Slytherin parecían esperar por algo.

Zachary lo distinguió torciendo la boca, sabía que se arrepentiría, pero lo que menos deseaba era un enfrentamiento entre magos en pleno aeropuerto muggle. Por tal motivo, pidió a Rick que le acompañara a comprar una SIM para el móvil porque aparecía fuera del área de servicio, con aburrimiento Snyde aceptó caminando con lentitud detrás de su amigo, tiempo suficiente para que Potter cogiera del brazo a Scorpius que cuando quiso llamar a su pareja recibió una mirada intimidante del ojiverde que lo arrastró al primer lugar donde pudo meterlo y asegurar la puerta para que nadie los interrumpiera.

Lanzó con rapidez un hechizo antiabertura y se volteó a mirar al rubio que cruzado de brazos interrogó el porqué de su actitud.

Albus caminó con lentitud provocando que Scorpius retrocediera hasta quedar contra la pared del cuarto. Al verlo indefenso se acercó para jalar el cuerpo del rubio hacía el suyo besándolo con tal necesidad, que, a pesar de la sorpresa inicial, pronto fue correspondido siéndole otorgado el permiso de empujar su lengua dentro de la boca de Malfoy que liberó un dulce gemido, las manos del ojiverde se movieron por sí solas colándose por debajo de la camisa para tocar la piel que correspondía con un ligero temblor a sus caricias.

Dándole un poco de espacio a Malfoy para que respirara, Albus murmuró cuanto lo había extrañado.

—¡Mentiroso! —repuso el ojigris tratando de retener los gemidos que los labios de Potter provocaban en lo que se deslizaban por su cuello—. En la carta que me enviaste después de anunciar tu compromiso oficial con fecha de matrimonio, me dejaste claro que no querías saber más de mí.

Albus detuvo sus caricias por un momento, las cosas habían sido diferentes, quien envió una nota diciéndole que todo entre ellos había terminado fue Scorpius. Con dificultad se separó del cuerpo del rubio para poder conversar con calma.

—Me enviaste un vociferador diciendo que me odiabas, que no querías nada conmigo.

—Si es verdad lo que me dices —cuestionó Malfoy— ¿Por qué no intentaste comunicarte o viajar para confirmarlo lo que te decía? ¿Sabes que me enfermé? ¿QUÉ QUISE REGRESAR Y ENFRENTARTE?

El grito fue acompañado de un golpe en el pecho de Potter, Scorpius se quebró narrando entre sollozos como el día de su cumpleaños recibió la noticia que se casaba con Rose en una misiva donde le exponía que la distancia le había hecho comprender que lo de ellos fue una ilusión por el tiempo compartido y por la amistad que desde niños tuvieron. Sin embargo, lo que más le dolió fue ver como las cartas que le envió pidiendo explicación eran devueltas sin abrir, hasta el día que la fotografía del compromiso llegó en la primera página de El Profeta, con una nota de puño y letra del mismo Albus solicitándole buscar la manera de destruir su pacto.

—Ese día me pregunté hasta donde pude caer por alguien que no me merecía —afirmó el rubio limpiándose las lágrimas y saliendo de los brazos de Potter—. Saber que bastó un año para olvidarte de nuestra relación, me hundieron en una depresión de la cual salí por Rick, desde entonces estoy buscando la manera de deshacer esa maldita promesa.

—Nunca escribí eso que dices, yo...

—¡Basta Potter! —exigió más calmado el rubio por la negación del ojiverde. Sacando su billetera le entregó un pequeño papel doblado—. Te dije que superaría a Dumbledore y a Voldemort, y si el primero pudo romper su promesa con Grindelwald, yo lo haré contigo.

Alohomora.

Scorpius salió para unos pasos más adelante encontrarse con Rick que supo que algo no andaba bien, el platinado lo tranquilizó besándolo en los labios, el chico cobijó con los brazos al débil rubio que se aferró a él pidiendo a sus antepasados poder enamorarse de Snyde. Él más que nadie se merecía ser correspondido, por eso le prometió que esa noche en la cena le daría la mejor sorpresa de todas.

Albus esperó unos minutos en los que pudo escuchar la promesa de Scorpius, una que debió ser para él, no podía hacer nada por cómo se dieron las cosas. Salió de su escondite destrozado, lo había perdido, no se acordaba de esa carta, pero era su letra, las hirientes palabras y la declaración de que fue una apuesta con Rose era más que suficiente para odiarlo.

—No te rindas, por el mismo cariño que le tengo a Rick sé que su relación es un error —Zachary tomó el papel en sus manos y se despidió—. Cuídate Potter.

Nunca había entendido a Murk, sin embargo, jamás se equivocaba en sus predicciones, era un adivinador innato, caminó por el corredor del aeropuerto para dirigirse por el subterráneo al parqueadero. Los pasos detrás suyos y el frío de sentirse en peligro le hicieron voltear sacando su varita.

—¿Rose? ¿Qué haces aquí?

—Me preocupe por tu demora —dijo con un ademán de resignación—, soy celosa y no me gusta compartir, por eso creo que debo tomar medidas más drásticas que obligarte escribir una carta.

Albus comprendió que su prima le había hechizado, así que era cierto, se sintió feliz de saber que estaba en lo correcto, jamás lastimaría de esa manera a Scorpius.

—Por eso amor, ha llegado el momento de formar nuevos recuerdos.

El brazo que rodeó su cuello junto con la varita que apuntaba directo a la sien le mostraron a quien creía muerta.

—¡Delphini Riddle!

Obliviate.

Punto y AparteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora