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Lily Luna Potter Weasley, se vistió con la prenda que su madre le había enviado.

El blanco y pomposo vestido parecía gritar que iba a su boda y no a un baile escolar, Respiró profundo, quitó tanta tela como pudo, cogió colorante natural y sumergió el vestido dándole la impresión a la tela de un marmoleado en colores verde, plateado y negro. Cuando lo observó se sintió satisfecha, los demás arreglos los haría el día del baile, ahora necesitaba encontrar quien sería su pareja. Aunque todos estarían en la inauguración y el banquete, la fiesta junto con el momento de ver la selección de los campeones contaría con la presencia de los de quinto año en adelante, ya que muchos de este curso tenían la edad reglamentaria para postular su nombre.

Mientras pensaba en todo eso, se dirigió a donde, después de terminar los exámenes, comenzó a encontrarse con un joven de séptimo que reconoció de inmediato como uno de los amigos de Scorpius Malfoy.

—La noche está fría, toma —la chica le pasó una ovejera que Rick aceptó con una sonrisa—. ¿Vas a ir al baile?

—No tengo mucho ánimo en este instante para aguantar fiestas —la expresión de la chica le llamó la atención, sonreía, pero no llegaba a sus ojos con la picardía que le ayudaba a descansar un poco de la tristeza por tener que alejarse de Malfoy, evitando cualquier encuentro con él después de lo ocurrido con Albus—. ¿Con quién vas a ir?

—Asistiré a la primera parte, pero como niña buena a las 10 de la noche iré a dormir —Lily miró la oscuridad sobre el lago y sonrió negando con la cabeza—. Qué horror, Cenicienta al menos llegó a la media noche.

La carcajada de Snyde le indicó que sabía perfectamente de quien hablaba —No podemos dejar que una princesa de cuento le gane a la hija menor del Salvador del Mundo Mágico ¿verdad?

Si había algo que detestaba Lily tanto como Albus, era que le recordaran ser la hija de Harry Potter, pero el brillo en los ojos de Rick lo único que logró fue que le diera un puño en el hombro.

—Obviaré lo último —Snyde acomodó su uniforme para hacer una reverencia muy marcada y aparecer una rosa roja que le entregó a la joven—. Señorita Lily Luna Potter Weasley, ¿aceptaría ser mi pareja en el baile de verano?

La chica consintió con una genuflexión, nunca se lo diría, pero si algo heredó de su madre es que siempre se salía con la suya, no por nada se pudo casar con el Niño-que-vivió-y-venció, y ella desde hacía mucho quería a Rick como su acompañante.

La noche del baile el Gran Comedor fue iluminado y decorado con motivos propios de la estación del año, los colores de las cuatro casas de Hogwarts, más los emblemáticos símbolos se veían resplandecer en las cuatro esquinas del salón.

Una vez la ceremonia dio inicio, los estudiantes de Hogwarts disfrutaron de ver un león, una serpiente, un cuervo y a un tejón correr por las paredes para encontrarse en el centro del salón y brincar sobre la tarima principal, donde descansaron bajo la imagen de Cedric Diggory, un homenaje póstumo que llenó de nostalgia el recinto.

Los hermosos arreglos y la posibilidad de que la mayoría de estudiantes viese por lo menos la inauguración con las presentaciones de las Escuelas participantes fue un espectáculo digno de la posteridad.

Los chicos observaron a las bellas damas de Académie de Magie Beauxbâtons con la gigante Madame Maxime, a los fríos caballeros del Instituto Durmstrang con su director, el antiguo jugador de Quidditch y exparticipante del torneo Víctor Krum, y, por último, la intervención del coro de Hogwarts con la aparición del león y ganador de la última versión, Harry Potter.

Como era de esperar, se dieron los discursos respectivos, se habló de las reglas impuestas por el ministerio, de los jueces, y al final dar paso a lo que muchos ansiaban conocer, los premios.

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