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Scorpius cerró el libro para agradecer por la clase particular al profesor Neville. Desde que notó su interés por las pócimas se dio cuenta que eran necesarias otras asignaturas para poder obtener los mejores resultados. Por un momento extrañó el texto del Príncipe Mestizo que le regaló Albus y que por soberbia lo abandonó en la antigua alcoba que compartían.

Sacudió la cabeza y siguió rumbo al salón de Artes Oscuras, quería sacar el mejor promedio en los T.I.M.O., por eso evitó cualquier enfrentamiento con Rose y Salma una vez retornaron los tres a las clases.

La pelirroja por su parte llegó en una actitud que desconcertó a los que creían que se disculparía, por el contrario, sus ataques fueron selectivos en contra de los que consideraba amigos o seguidores de Malfoy, además de mover muy bien sus fichas para ser nombrada como precepto de Gryffindor. El día que irrumpió en el baño destinado para el grupo se lo dejó claro, el que fuese vencida en la primera batalla no implicaba que perdería la guerra.

Las palabras de Albus señalando que estaba loca porque al fin alguien la rechazó, incitaron a Granger a anunciarles que los cambios vendrían después de Navidad, una amenaza para él y para aquellos que se llamaban "sangre limpia".

Malfoy suspiró por los recuerdos, pero el ruido de los pasos de quien desde hacía días lo seguía, le desviaron de sus pensamientos para entrar a uno de los pasillos y poder dar con la persona que sin lugar a dudas era de los camaradas de Rose, se sorprendió cuando descubrió la identidad del acosador.

Pasando su brazo por el cuello del menor le apuntó en el rostro con su varita.

—¿Qué quieres Hugo Granger-Weasley?

Scorpius percibió el miedo en el muchacho, su cuerpo temblaba junto con el tartamudeo en la frase que suplicaba no hacerle daño.

—Si te suelto ¿me atacarás?

El chico negó con la cabeza siendo liberado por el rubio que tan pronto vio que el chico se había recuperado le instó a hablar.

La historia del menor de los Granger-Weasley se resumía en la recomendación que le hizo su padre una vez estuviese en Hogwarts, de estar con él y cuidarlo de Rose, por eso cargaba una cámara muggle para tener pruebas para su madre, así podrían hacer algo con la actitud de la chica, no obstante, cuando tomó aire para continuar con lo que creyó Scorpius era la explicación de la persecución, el chico le dijo que quería pedirle un favor para las vacaciones de fin de año.

Favor que Scorpius concedió al hijo de uno de los pocos amigos de Draco, quien al verlos descender del coche mágico, pensó de inmediato regresarlo con un insulto a Ron Weasley por semejante locura.  

Scorpius solicitó a Hugo bajar las maletas en lo que él hablaba con su padre.

El joven invitado asintió sabiendo que debió medir las consecuencias de lo sugerido por Ron Weasley, pero la verdad es que ese año en particular, lo que menos quería era estar en la Madriguera celebrando con sus padres que actuarían para mantener la mentira de que su hogar era perfecto.

—¿Qué hace un Weasley en mi casa?

La voz de Narcisa Malfoy heló a Hugo haciéndole perder el habla en lo que bajó la cabeza y colocaba sus manos detrás de él si saber que responder.

—Es nuestro invitado especial abuela —contestó Scorpius justo antes de que Weasley muriera de un ataque cardíaco.
—Bu...buenas tardes señora Malfoy —susurró el pelirrojo.

Narcisa examinó al chiquillo de trece años delante de ella, parecía un conejo asustado próximo a perder frente a un lobo. Sonrió por el gusto de molestarlo, su nieto rodó los ojos sabiendo que lo único que quería era divertirse un poco.

Punto y AparteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora