Ron salió de la oficina de Hermione con dos pergaminos, su cuerpo sentía como si un gran peso cayera sobre él, era triste reconocer que mucho amor o la falta de este, pueden ejercer sobre las personas un efecto igual de positivo o negativo dependiendo de quien lo recibe.
Respiró profundo y avanzó por el corredor para encontrarse con su hija quien le esperaba al lado de Delphini y otro hombre que reconoció como uno de los mortífagos de la pelea de Hogwarts. La pelirroja le saludó con afabilidad, incluso le dio un beso en la mejilla y se colgó de su brazo, iniciaron un recorrido lento seguidos por los que asumió eran los cabecillas de la locura en que su hija se inmiscuyó, llegados a la zona de los ascensores, el mayor le entregó a la joven lo enviado por su madre.
La que fue su niña preciosa le sonrió agradeciendo por los documentos, se fue a acercar a Ron para darle un abrazo, pero la mano de Weasley la detuvo.
—Dile a tu... amiga, que mañana vaya vestida de Auror, les será fácil conseguir un uniforme verdadero. Buen día señorita.
Rose perdió su expresión agradable, él jamás la rechazó, empero las cosas habían cambiado.
—Ya escuchaste Augurey, mañana la Ministra te presentará como su mano derecha —el rostro de desprecio que le mostró su padre la hizo pronunciar las palabras tratando que no se quebraran por el dolor. Procuró hablar lo más bajo posible para que sólo Ron la escuchara—. Eres la única persona de la familia que merece mi cariño y respeto, si te alejé de ella es porque nunca te mereció, crecí viendo como cada día te humillaba...
—Y aun así usaste a Hermione para destruir el mundo que junto a Harry y a muchas otras personas logramos salvar. Cuídate, recuerda el final de Voldemort.
Rose no tuvo tiempo de contestar porque tan pronto abrió la puerta el elevador, Weasley ingresó, cerró los ojos tratando de controlar su respiración, en instantes como esos era cuando más odiaba a su madre, con unas cuantas palabras movía a todos los que se encontraban a su alrededor.
Ron fue a la oficina de Seguridad Mágica donde lo esperaba Harry junto a la declaración firmada de Draco, y otros papeles que lo colocaban como único dueño de los bienes y cuentas de los Malfoy, el pelirrojo rió por la ironía, ahora era el hombre más rico del Londres Mágico, y los duendes de Gringott daban fe y constancia que eso era cierto desde hacía dos años.
Potter le confirmó que supuestamente el anuncio del apresamiento y sentencia se daría a conocer una vez el Torneo de los Tres Magos finalizara. Draco estimaba conveniente que esa era la manera correcta de mantener confiados a los participantes y no generar un descontento por creer que se los engañaba con los premios. Ambos sabían que eso no se mantendría, a veces no entendían como para unas cosas Malfoy era demasiado sagaz y para otras era muy inocente, ni él ni Scorpius saldrían bien librados en la sentencia que Rose y esos dos habían manipulado.
Potter se despidió permitiendo que Ron se preparara para ir a Hogwarts, a partir de ese día viviría en el castillo para poder corroborar los ganadores de las pruebas y no llevarse sorpresas desagradables por la intervención de quienes querían quedarse con el dinero.
Pasaron tres horas más, casi a las seis de la tarde el Tribunal 10 se volvió a reunir, los dos Malfoy tenían la misma expresión estoica e impasible, era ver un duplicado de Lucius cuando fue condenado a Azkaban, el cabello y el cuerpo, si estuviera el mayor vivo, la pregunta sería en qué ayudaron sus mujeres, de verdad que el gen de Sangre Pura era bastante dominante.
La sentencia fue leída por la Ministra, se declaraba culpable a Draco Lucius Malfoy Black por traición, uso de imperdonables y enriquecimiento ilícito con el uso de aparatos y objetos que poseían maldiciones y magia negra.
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Punto y Aparte
FanfictionAlbus y Scorpius han crecido juntos, se ayudan y rara vez se separan a menos de que sea necesario. La relación entre sus padres, aunque sigue siendo fría y distante, no ha sido impedimento para que el hijo de Draco Malfoy mantenga una relación que c...