Mentiras

215 19 9
                                    

Ruido.

Multitud.

Sombras.

Eso era todo lo que rodeaba a Abigail en ese momento. No sabía que caminar en un aeropuerto podría estar entre los sucesos más peligrosos e incómodos que una persona sedentaria podría pasar. Sin embargo, ya muy pocas ganas le echaba a sus recuerdos.

Con el corazón palpitante y ojos abiertos en todo momento, mirando cómo un gentío apretaba cada escondrijo, Abigail sintió que no podría encontrarse en peor situación. Todo, desde el día que aquellas personas vestidas de negro asesinaron a gente inocente hasta el momento en donde sus padres y hermana subían al avión junto con ella parecían haber pasado hace apenas un abrir y cerrar de ojos.

Estaba pálida, su rostro apenas podía mostrar normalidad pues el propio tiempo pasaba ante ella desapercibido, acuchillándola en la espalda por sorpresa mientras dibujaba una sonrisa de satisfacción al hacerlo.

Abigail quería derrumbarse, tirarse en el piso y nunca más volver a abrir los ojos. Sentía que su mundo se derrumbaba y que ya no volvería a tener fuerzas para volver a levantarse.

De algo estaba segura, no volvería a ser como antes.

ABIGAIL

No puedo sentir mis pies...

-¡Qué haces ahí pasmada!¡Apúrate o por tu culpa perderemos el avión!-chilló Lucía a unos pasos por delante mío.

No quiero saber nada ahora...

-..¿¡Me estas escuchando!?¡Papá y mamá nos están llamando!.

-Mentirosa...-susurré con la mirada vacía mientras me detenía sutilmente.

-¿Qué?¿¡¡Qué dijiste rata asquerosa?!-preguntó mi hermana con cara de asco.

-¡MENTIROSA!¡ESO DIJE!-grité sin poder contener todas mis lágrimas-¡Tú me dijiste que si le decía todo eso a Arthur todo saldría bien!

Mi ira crecía con cada palabra que mi boca decía. Lucía comprendió mi enojo y simplemente posó ignorante de todas mis acusaciones.

-¡Eso te pasa por ser tan ingenua!-sonrió orgullosa-¿Creías que te dejaría despedirte de buenas con tu amiguito mientras yo tenía que romper con mi novio y sufrir sola?¡Pues te equivocas! Ahora de seguro que el pobre lo ha de estar sufriendo mucho y, ¿sabes qué? ¡Se lo merece por juntarse con escorias como t..

-¡Plasss!

-...

El sonido retumbó en casi toda aquella sala enorme. Ante no poder controlar mis impulsos mi cuerpo y los sentimientos que en el se albergaban se desprendieron de mí y a continuación, cacheteé a Lucia con la mayor fuerza que nunca pudiera haber imaginado.

Ella mostraba la misma cara de sorpresa y espasmo que la de mis padres que se encontraban viendo junto con toda la gente que se había agolpado a ver semejante espectáculo.

Sin embargo, ningún momento me arrepentí de lo que hice. Con una mirada firme y frívola observé a Lucía, aunque no hubiera sido uno de los momentos más adecuados para hacerlo, ella siempre veló por verme sufrir y estar muy por debajo de ella. 

Por una parte sentí como si una carga hubiera caído de mis hombros haciéndome más libre, sentía que podía respirar. ¿Sería esto lo que debería haber echo?. 

Pero, lo que hice estuvo mal...

-¡Maldita...-susurró Lucía furiosa-¡Maldita rata ahora vas a ver lo que es b...

-¡Detente Lucía!-gritó mi padre cogíendola de los brazos evitando que se abalanzara hacia mí. Observaba cómo ella se sacudía violentamente como un perro rabioso ansioso por morderme, me sentí asustada por un momento.

-¡Abigail Gros Jennet!-gritó mi madre jalando de mi brazo-¡pero qué crees que estás haciendo!¡Vamos a perder el vuelo si no nos ponemos en marcha!

Lucía finalmente se mostró más calmada y ya no tuvo que ser sujetada por mi padre.

-¡Te lo advierto Lucía, le pones un dedo a Abigail y no vuelves a ver tu celular en tu vida!-amenazó mi padre poniendo más furiosa a mi hermana.

-¡Apurémonos!¡Ya hablaremos de esto cuando lleguemos a casa!-sugirió mi madre.

Los cuatro emprendimos camino hacia llegar a la entrada del avión. Antes de llegar a nuestros respectivos asientos noté como Lucía acomodaba su maleta y después me susurró en la oreja silenciosamente para que solo yo lo oyera:

-Te arrepentirás de esto rata asquerosa.-musitó.

Yo decidí no decirle nada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Yo decidí no decirle nada. Simplemente situé en mi cabina al lado de la ventana y hundí mi cabeza intentando encontrar algo de calma en esta tormenta.

Arthur...

-No pienses más en eso Abi-me dije a mí misma, dándome un par de golpecitos en la cabeza.

Debo empezar a pensar en mi antigua vida...

Ya no más escapadas, ya no más biblia ni momentos peligrosos, ya no más Dios.

--º--

¡Te ibas a mudar y no me lo dijiste!—gritó enfurecido dando un paso adelante.

Te lo habría dicho si no hubieras estado tan dispuesto en ir a la biblioteca—insinué intentando borrar la tristeza propia de mi rostro.

¡Pues porque era un asunto de primordial valor!¡Estamos hablando de nuestra fe!. Además, tú eres la guardiana del Libro, ¿o no lo recuerdas?

Ya no me importa nada ese libro. Está en tus manos, tú decidirás si vas a desperdiciar tu tiempo en él o no.

La señorita Brooke te encargo esta cadena, deberías al menos cumplir tu palabra.

Ah, se me olvidó decírtelo—insinué— El día mismo del tiroteo, justo cuando la señorita Brooke iba por un momento a un sitio, sufrió de un paro cardiaco. Las personas la encontraron demasiado tarde para una intervención médica, está muerta.

—¿¡Y aún así no quieres cumplir con su último deseo!?—gritó Arthur furioso.

¡ABIGAIL AL COCHE!— gritó mi madre desde el vehículo.

Arthur, tal vez no sea la mejor persona, pero me gusta decir las cosas de frente. Yo ya no creo más en ese ser divino llamado Dios. Lo único que me ha demostrado es que me van a suceder cosas muy malas a mí y a las personas que más estimo. Lo mejor será olvidarme de todo esto y empezar una nueva vida en otro estado.-confesé en suma tristeza.

—...Cuando dices de olvidar..¿también te refieres a mí?—musitó Arthur mirándome  de frente.—porque si es así, por mi bien. Preferiría mil veces que te olvidaras de mí pero nunca..¡nunca de aquel que te dió una nueva vida Abigail! ¡Olvídate de mí si así te sientes mejor, pero por favor, nunca apartes tu mirada de Dios!

......

Lo siento Arthur, pero no podré cumplir tu deseo...

Yo he decidido cambiar de vida. Desde ahora intentaré ser quien era antes, creo que seré más feliz  como era antes, ¿no?

Triste, sola y...sin ningún propósito.

El Guardián de la Llave [CRISTIANA Libro II de la Trilogía "El Libro Secreto"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora